MATERIALISMOS. SER Y ESTAR

 

 

Publicado en El Catoblepas, nº 71, enero, 2008:

http://www.nodulo.org/ec/2008/n071p17.htm

 

Réplica a Tomás García,

por su artículo «Al presentarse en Oviedo,

“La fe del ateo”, de Gustavo Bueno»1.

 

 

Tomás García se refiere a mí como a parte contrincante, en ideas. Supongo que no tenemos las mismas exactas ideas (¡una suerte!, tanto para él como para mí), sin embargo estamos en el mismo territorio filosófico. ¿A qué viene, entonces, esa crítica tan aversiva? Parece establecer una generalización con una línea muy gruesa y, como los que no están conmigo (en todo) están contra mí, entonces yo quedaría englobado en un grupo de «renegados» (¿es esto?). No aparece claro, en las exactas conexiones conmigo, en qué se basan sus arremetidas contra mí, de ahí este artículo. 

 

I. Advertencia preparatoria

 

            Hagamos primero un aviso sobre las partes y sentido de lo expuesto más abajo.

 

            1) Extensionalmente. El artículo consta de un cuerpo y de dos apéndices. El cuerpo sirve para articular algunos de mis argumentos; el apéndice primero sirve de contexto inmediato y el apéndice segundo de contexto más amplio.

 

            El primer apéndice reproduce mi artículo «Vigencia e importancia de la religión. Gustavo Bueno reflexiona sobre el valor de la creencia religiosa desde el materialismo ateo»2 (en adelante VIRBRA), como apareció en La Nueva España, completo, no como ha quedado truncado en el formato digital al que se puede acceder en LNE digital. El artículo completo fue el que no agradó a Tomás García.

 

            El segundo apéndice es un compendio en donde recojo mi modesta aportación al materialismo filosófico y donde puede inferirse la importancia filosófica que atribuyo yo a Gustavo Bueno.

 

            2) Intensionalmente e intencionalmente. 2.1) Se parte de la crítica que Tomás García hace en su artículo «Al presentarse en Oviedo, “La fe del ateo”, de Gustavo Bueno» (en adelante POFDA) sobre mi artículo VIRBRA. Se establece que se trata de una crítica tergiversada y, por ello, ligera. Las atribuciones que se me hacen son falsas, torcidas o inferidas en la sombra (no lo sé, pero son falsas). 2.2) Busco las razones de esta crítica injustificada o deforme. 2.3) Apunto el territorio de la problemática profunda, donde todo ello alcanzaría alguna racionalidad.

 

 

II. Introducción

 

            Un amigo mío, que sabe por oficio de qué habla, me ha asegurado que siempre hay que responder a las críticas: es decir, siempre, siempre, sin excepción. Yo no estoy absolutamente convencido de esto, pero creo que tiene más razón de la que yo alcanzo a aceptar en un principio.

 

            Supongo que hay dos casos en los que no pasaría nada si no se respondiera: caso-1) Si después de enunciar algo un emisor primero, otro emisor segundo se pronuncia sobre ello mostrando su disconformidad o su rechazo, y si la crítica se hace sin distorsión alguna de las palabras y sentido del primer emisor, puede muy bien acabar aquí el asunto: uno defiende sus ideas y el otro también las defiende con la particularidad de que enfrentadas a las de aquél. ¿Por qué no habría de acabar aquí el asunto?

 

            Caso-2) El emisor segundo arremete contra el emisor primero y éste opta por el olímpico desprecio, dadas, por ejemplo, unas distancias tan considerables entre ambos que compararlas resultaría una tarea excesivamente pesada y, en definitiva, sustancialmente inútil.

 

            En el caso que me ocupa a mí ahora, ninguna de estas dos vías de fuga es la adecuada. Por ello me veo compelido a responder.

 

 

III. Mis argumentos

 

 

Primero. Argumentos convergentes.

 

            Argumentos con los que estoy de acuerdo con Tomás García, en su artículo POFDA.

            «El filósofo Gustavo Bueno sigue gozando de excelente salud académica» y las obras posteriores a 1996 no son escritos menores ni insignificantes académicamente hablando. Ni  mucho menos, todo lo contrario.

            «La fe del ateo es una obra de filosofía académica», al lado de El animal divino y de Cuestiones cuodlibetales sobre Dios y la religión. Para mí está claro y distinto.

            «Las treinta y cuatro primeras páginas de este libro La fe del ateo son un ejercicio académico de diáiresis, término con el que Platón, fundador de la Academia, designa en su diálogo El sofista, la parte lingüística del quehacer filosófico, consistente en definir palabras y en dividir los conceptos genéricos en clases». Como queda bien apuntado por Tomás García en el párrafo siguiente de su POFDA.

            «La fe del ateo, tiene potencia para clasificar, y en su caso reducir, a todos los demás libros que, sobre estos temas, circulan por nuestro entorno.». Si bien, esto no se ha ejercitado de hecho sino que se ha apuntado un poco y se ha dejado abierta esa tarea.

            «La condición académica de la Filosofía [consiste en esto]: en poder clasificar y en poder reducir al contrario.». He de añadir que no sólo en esto consiste la condición académica de la Filosofía (supongo que la frase de Tomás no es restrictiva).

            «...el profesor Bueno nos conduce al núcleo central del prólogo que, a mi juicio, es la definición del Ateísmo esencial total, perspectiva desde la que se sitúa». Sí, el ateísmo como negación de la idea misma de Dios, pero que llega a ser una idea aureolar. Estamos de acuerdo.

            «...[el] ateísmo esencial total [de Bueno] no es una clase de ateísmo indocto, vulgar, simplista, univocista.». «... tampoco es un anticlericalismo, y ni mucho menos un laicismo krausista». De acuerdo.

            «...el análisis materialista que el profesor Bueno hace de las interconexiones (symploké) entre las instituciones religiosas y otras muchas instituciones de carácter social, político, económico, artístico, científico o filosófico es fecundo, esclarecedor y, en numerosas ocasiones, sorprendente.». Sí.

            «Por nuestra parte saludamos con júbilo la aparición de este nuevo libro. [...] Sólo nos quedan, para terminar, palabras de reconocimiento, al autor de La fe del ateo, y, al mismo tiempo, deseos de repetir esta ceremonia próximamente. De manera que ¡hasta el libro que viene!, Don Gustavo, y que cumpla muchos más.». Que sean muchos, muchos más, y en salud.

            Estoy de acuerdo con todas estas frases. Sobre el resto de frases no mencionadas o yo no las habría escrito así o, según se verá más abajo, las considero tergiversadoras.

 

 

Segundo. Argumentos divergentes

 

            Algunos argumentos con los que estoy en desacuerdo con Tomás García, en su artículo POFDA.

 

            Que yo defienda que La Fe del ateo represente «meras conjeturas ideológicas (eikasías), y que, además, ose representar a su autor encadenado al fondo de la caverna platónica.» es falso. Lo que yo digo, en todo caso, es que aproximadamente a partir de 1996-1997 Gustavo Bueno empieza a introducir en su taller un número mayor de conjeturas ideológicas para trabajar sobre ellas. No digo que las conjeturas ideológicas sean suyas. Pero sí quiero decir que al trabajar con conjeturas ideológicas se vuelve mucho más difícil distinguir cuándo uno mismo no está introduciendo las suyas propias. No me parece que esto sea agresivo ni menospreciador, simplemente un hecho a constatar que supongo le afecta a todo mortal y que es algo a estudiar con detalle. No le doy a priori la razón, en todo, a Gustavo Bueno, sí. Y si le veo en el fondo de la caverna, no le veo encadenado, sino porque ha bajado para volver a subir.

 

            No sé si yo estoy incluido en ese grupo hostil («ellos») cuando dice Tomás García: «Nuestro dictamen es justo lo contrario: son ellos los que, atados al mito de la Europa «sublime», al mito de la Izquierda, al fundamentalismo democrático, al mito de la Paz «perpetua», al mito de la telebasura y al mito de la felicidad «canalla», son incapaces de leer estas obras por miedo a perder su sillón de encadenados.»

 

            Por si acaso, me defiendo. No estoy atado a ninguno de estos mitos (si acaso, tropiezo con ellos, como todos) y podría demostrarlo y argumentarlo pero... Además, por lo que a mí se refiere, procuro leer (entre la fruición y la admiración, también con algún gesto de distancia en raras ocasiones) todo lo que Bueno publica, y hasta la fecha no creo que haya muchas líneas que me sean ajenas.

           

          Y en la misma línea prosigue Tomás García: «Como quiera que muchos de ellos han sido alumnos de Gustavo Bueno, ¿no estarán procediendo con la misma insolencia que mostró Ánito, cuando abandonó el magisterio de Sócrates, porque éste acababa de reprocharle su confusa teoría de la virtud, tal y como nos lo relata Platón en su diálogo Menón?».

 

            Por si acaso, me defiendo también: yo no estoy abandonando el magisterio de Bueno. Lo que sí pretendo hacer es tratar de pensar por mí mismo, además de aprender de otros, de los que más saben (y, en este caso, de Gustavo Bueno, del que tanto aprendo continuamente y desde hace tiempo; y, en definitiva, del filósofo que más he aprendido).

 

            «...no sugieran una oposición de perspectivas filosóficas, [entre Bueno y Savater, por ejemplo, porque] no las hay», increpa Tomás García, refiriéndose a frases de mi artículo VIRBRA. Lo que hace Savater es literatura, según Tomás. Bien, puedo conceder que es eso fundamentalmente, pero en alguna medida literatura filosófica. Muy leída y muy seguida, lo que ha de tenerse en cuenta. Yo no desprecio a Savater, simplemente lo pongo en otro nivel muy distinto al de Bueno (es verdad que en el artículo periodístico no se explicita la distancia). Yo hablo además de M. Onfray, a quien Tomás no menciona. Pues eso, las perspectivas distintas son las de Savater y Onfray (en mi ejemplo para el lector de prensa), unos en una postura o perspectiva beligerante contra la religión y la de Bueno en otro orden que dejo en suspense precisamente para pasar a abordar la importancia de esta originalidad.  La frase «Gustavo Bueno ha preferido situarse en otra perspectiva» la utilizo yo para pasar de la introducción panorámico-sintética por la que he optado al cuerpo del artículo, elogioso hacia Gustavo Bueno, porque hasta en la línea donde se introduce un apunte de crítica se hace con talante filosófico (es decir, para someterlo a discusión), no demagógico o despectivo.

 

            Vuelve a mencionarme Tomás García  y al arremeter contra la FIdA y su «¡ateos de todo el mundo uníos!», indica que es desde aquí desde donde ha de entenderse aquello que dije yo de «¿Cómo comprender, entonces, que desde el ateísmo se dé cuartel a la religión?». Es falso que esta interrogación haya salido de mi mano con tono descalificador. La intención con la que yo la escribo pretende sembrar expectación, y para entender en su amplitud debida lo que va a decirse después. Por otra parte, no es acertado el lineamiento al que se me agrega, no se me ocurriría defender un «¡ateos de todo el mundo uníos!», porque entre otras cosas me consta que hay muchos muy impresentables.

 

            Ahora bien, puestos a arremeter contra las imposturas de los ateos y de los creyentes, atacaría a las primeras por lo que tienen, sobre todo, de generalizaciones inadecuadas en el orden político-moral, y a las segundas, por lo mismo que las anteriores pero además, fundamentalmente, por lo que contienen de falsedad ontológica y por la borrosidad esencial que introducen en la racionalidad humana, al quedar cortocircuitada por «razones-fe». Mientras que a los primeros les reprocharía sus trampas en el juego a los segundos las trampas y el querer jugar con dos barajas. Y, en todo caso, a unos y a otros les reprocharía que confundieran la fe en un Dios con el hecho de las religiones, porque son fenómenos distintos y de dos escalas muy diferentes. Son fenómenos distintos porque la fe en un Dios vierte, a mi entender, sobre todo, sobre dos laderas: la antropológico-psicológica y la ontológica. Mientras que las religiones influyen directamente en el ordenamiento de las sociedades humanas e impactan sobre tres de sus vertientes: la ética, la moral y la política. El cruce entre estas laderas y estas vertientes da resultados distintos según se trate de la religión primaria (donde todavía no hay dios, sólo numenes), de las religiones secundarias o de las religiones terciarias. Por ello, también reprocharía a ateos, creyentes y crédulos de vario pelaje que perdieran la perspectiva histórica. Aplicándonos a la actualidad, aunque puede haber creyentes sin una religión («no creo en los curas») y ateos con una religión (el padre Jean Meslier y tantos otros), lo común para unos cinco mil millones de habitantes (espero no errar  en el cálculo) es ser creyentes con una religión.

 

            Además, la religión ha de comprenderse (como ha acertado a mostrar G. Bueno) en el contexto de unos valores que incluyen los valores religiosos pero que los desbordan: los valores sagrados. Un ateo haría muy bien en tener neutralizada la falsa idea-de-Dios, pero haría mal en rechazar todo valor numinoso (siquiera fuera pretérito) y desde luego haría mal en menospreciar los valores de lo santo y los del fetiche. (Para quien pudiere estar despistado, no se defiende con ello la beatería ni el fetichismo).

 

            Hechas estas aclaraciones, vuelvo a recuperar la razón que me llevó a desplegarlas y me encuentro con esas cinco menciones que Tomás García hace sobre mi artículo, siempre de modo recriminatorio, y no llego a alcanzar saber el porqué de ello, porque llega a darme la impresión de que su artículo lo construye sobre dos ejes, uno ejerciendo de polo positivo que mira al libro La fe del ateo y a su autor en el momento de la presentación en Oviedo, y el otro polo, el negativo (necesario, al parecer, para que circule la corriente) que mira hacia mí, hacia mí como contraejemplo. Pero por qué, por qué, si no había chicha en mi artículo para tal acometida. Y teniendo en cuenta que yo juego en su equipo, no encaja que me haya elegido como polo negativo para que circule la corriente, porque muy bien podía haber elegido a otro. Pero ¿será quizás que yo crea jugar en su equipo (filosófico) pero en realidad él no quiera o no crea que sea así? Hay en ese artículo, entonces, una patente animosidad de ruptura. Me hago cargo, tendré en cuenta esta señal en lo que se refiere a Tomás García.

 

            En las relaciones intelectuales, uno no tiene por qué ir cayendo simpático a todos con los que comparte algo; ni simpático, ni interesante, ni constructivo, ni sugestivo… basta con respetarse.

 

            Las desavenencias intelectuales son en sí mismas sanas, pero lo que me interesa de ellas es que sirvan para avanzar en las ideas. Si no vale para eso, entonces, una vez salvaguardada la propia dignidad, ya puede correr el agua cuanto quiera, hasta que llegue al mar.

 

            Como he de considerar, al no tener evidencia en contrario, que Tomás García ha debido censurarme por valores respetables y no por causas oscuras contra mí, tengo que pensar que lo que ha tensado sus cuerdas es la fuerza de las ideas, pero que se le ha colado alguna pasión (aunque no tengo por qué entender contraria a mí, sino simplemente una afección algo desordenada como, por ejemplo, la precipitación). Bien ha podido suceder que haya establecido consecuencias precipitadamente sin revisar atentamente las premisas, y derivar de ahí éstas que yo veo ideas confusas (sobre mí).  En definitiva: ¿cuál puede ser el trasfondo racional de que Tomás me haya censurado?

 

 

 Tercero. Qué razones de fondo puede haber

 

            Veamos. ¿Podría ser que me asimilara al mito de la Europa «sublime»?, ¿o al mito de la Izquierda?, ¿o al fundamentalismo democrático?, ¿o al mito de la Paz «perpetua»?, ¿o al mito de la telebasura?, ¿o al mito de la felicidad «canalla»?, ¿o a todos ellos? En ese caso él sabrá cuáles son las pruebas, yo las desconozco. No puedo defenderme de fantasmas, mientras que lo sean.

 

            Sólo se me ocurre la siguiente hipótesis con potencia explicativa suficiente (ya que he rechazado las pasiones oscuras como motor principal):

 

            Disensiones en el seno del MF con calibre de escisión.

 

            Hace unos años vengo observando que el territorio habitado por los MF se ha ido poblando más y más. En esta salud vegetativa le han venido a florecer ideologías de signo distinto y enfrentado, lo que podría aducirse a su potencia como sistema, atractor de sujetos de distinta inclinación, en un tiempo donde las fronteras izquierda-derecha se están reformulando y, además, en un MF que él mismo está cooperando a denunciar los izquierdismos baratos y a apoyar líneas defendidas por la derecha, en cuanto son las actualmente apropiadas o incluso revolucionarias.

 

            Yo estaría a favor de promover escisiones que tuvieran que ver con las ideas esenciales del MF (si alguien ve motivos, que proceda). No así, si estuvieran motivadas por razones ideológicas. Déjese a las ideologías crecer según su lógica en el ancho mundo y presérvese el huerto filosófico de malas hierbas con las podas críticas que vayan imponiéndose. A todas luces, lo que hay que proteger de la vegetación oportunista serán aquellos contenidos que forman parte esencial del MF. Pero sería un craso error, una debilidad interna, entrar en guerras intestinas que no arrastren diferencias de contenidos filosóficos. Insisto, yo lo que he visto, hasta la fecha, son variantes ideológicas que pueden venir a apoyarse en el MF cada cual a su manera. Éntrese en la guerra ideológica cuando se crea oportuno, pero no en nombre del MF. Hágase la poda de las ideas extemporáneas o inconsistentes dentro del sistema del MF, e indíquese por qué y en qué, pero no se amague con guiños ideológicos como si ellos fueran la clave resolutoria.

 

            Así pues, voy a compendiar aquello a lo que yo no estoy dispuesto a renunciar (ahora, porque abierto como estoy a las ideas, dejaré unas por otras mejores, si las hubiere y las viere) cuando me autorrepresento dentro del MF y cuando estoy convencido (como profesor de filosofía, como discreto escritor, como ciudadano español, como hablante en español, como miembro de la cultura greco-romano-cristiana y como uno de los seis mil quinientos millones de humanos) de que merece la pena defender del modo más institucional posible esta filosofía (como verdadera filosofía y porque tiene capacidad de irradiarse históricamente, además, como filosofía verdadera).

 

            Mi demarcación del MF no es «la» demarcación, pero sí es un punto de referencia cuando estos temas parecen ser objeto de debate.

 

A) CONTENIDOS

  • ·         La Ontología del MF, articulada en torno a M, Mi, M1, M2 y M3.
  • ·         La gnoseología del MF y, singularmente, la teoría del cierre                       categorial.
  • ·         La doctrina sobre el lugar de la filosofía respecto de la ciencia y el             resto de saberes.
  • ·         La Teoría del espacio antropológico.
  • ·         La teoría de la diferencia ético-moral.
  • ·         La Filosofía de la religión.
  • ·         La Filosofía de la cultura.
  • ·         Las líneas centrales de la Filosofía de la historia (que intersecciona           con las filosofías política, de la religión y de la cultura...) (Sociedad           natural-sociedad política. El Estado. los Imperios. Dialéctica de                 clases-dialéctica de Estados. Derecha-izquierdas. Religión primaria-           secundaria-terciaria. Las ceremonias. Las instituciones, &c.)
  • ·         Las líneas centrales de la Filosofía política (eutaxia, capas del                   poder, ramas del poder, sociedad natural-sociedad política, El                   Estado, Estado de derecho. Democracia, Nacionalismos, Nación,                 &c.)
  • ·         Las líneas centrales de la Filosofía del Arte y de la Estética.
  • ·         La multiplicidad de conceptos bien tallados, de uso reiterado en las           obras de Gustavo Bueno, y que habrán de ir mostrando su fuerza en           virtud de la potencialidad para ser utilizados por otros y para ser               herramientas conceptuales aplicables a contextos diversos. (El                 diccionario filosófico de Pelayo García Sierra puede servir como un             primer referente. Respecto de aportaciones de otros autores la                 selección de obras «Some of the books applying philosophical                   materialism» en «Gustavo Bueno (english)», dentro de las                       secciones de la página de la «Fundación Gustavo Bueno», puede               servir también de primera capa referente).

 

B) DESARROLLO DE LOS CONTENIDOS

 

      Aquellos desarrollos que consigan integrarse en el circuito de ideas de una masa crítica de MF podrán considerarse contenidos añadidos o contenidos alternativos. (Los contenidos alternativos podrán ir configurando arquitecturas nuevas hasta el punto de acabar transitando hacia otros modelos filosóficos, pero eso lo irá estableciendo la dinámica de los hechos o, en todo caso, habrá de establecerse in medias res con claros criterios filosóficos —no a empujones, que entonces no será filosofía—).

 

      Cuando estos contenidos entraren en franca colisión con otros contenidos esenciales, habrá que entender que se está produciendo una escisión o quizás simplemente una malformación sin potencia conceptual.

 

C) PRINCIPIOS METODOLÓGICOS

 

      Conjunto de metodologías que forman parte del modo de trabajar característico del MF: conocer las posturas ajenas y contrarias; establecimiento de datos lo más exhaustivos posibles; crítica llevada al límite (triturar); clasificar; establecer coordenadas; reconstruir; regressus, progressus; método genético (núcleo generador-curso); métodos analítico y dialéctico, &c.

 

D) PRINCIPIOS DE ACTUACIÓN

 

      Principios de actuación que no pueden entrar en colisión con lo que es la filosofía:

 

      1) Quien pertenece a una corriente de pensamiento no pertenece a una Iglesia, ni a un comité político, ni siquiera a un grupo moral (aunque claro está que en su interior los habrá). La soberanía la detentan las ideas y su fuerza. Como institución lo más parecido es una «República de ideas».

 

      2) Estar dentro de un sistema de ideas no significa seguir «un solo libro» sino partir de una obra abierta (bien definida), donde se dan planos esenciales al lado de distintos niveles de aproximación doctrinal (doctrinas, teorías, tesis, hipótesis, supuestos, apreciaciones, opiniones, &c.). Quien tiene la preeminencia para marcar en qué consiste el sistema y cómo se delimita es su autor y fundador (pues éste será el núcleo generador).

 

      3) El MF se desarrolla en polémica filosófica frente a otros sistemas, autores y corrientes. Pero la confrontación no funciona de un todo contra otros todos (metaméricamente) sino de ciertas partes respecto de ciertas otras partes (diaméricamente). De este modo, existirán también contenidos que habrán de ser asimilados desde fuera, en la medida en que sea ahí donde se construyan las symplokés consistentes y con potencia explicativa y reductiva. No todo lo exterior es enemigo ni todo lo interior es afín. Eso quiere decir, entre otras aplicaciones, que no siempre que «se sonríe hacia fuera» se está desmantelando el sistema. (Habrá quienes, por talante y formación, tengan más capacidad de sonreír hacia fuera). Quedan por establecer todavía un cúmulo de coincidencias, de filiaciones y de simpatías entre el MF y otras autorías. Entre el modo que tiene Bueno de trabajar figura éste al que me estoy refiriendo, por ejemplo, cuando define la firmeza o la generosidad con las palabras de Spinoza.

 

      4) Los desarrollos de las ideas y líneas ya configuradas, así como la introducción de nuevos contenidos, no podrán disfrutar de tribunal alguno superior que decida sobre la ortodoxia o heterodoxia (en virtud del principio de actuación primero). Las disensiones sólo podrán zanjarse mediante la discusión de ideas y mediante la deriva que tomen los acontecimientos, en cuanto fenómenos suprasubjetivos (o instituciones suprasubjetivas).

 

      5) La «política» o lucha por el control de los hilos de lo que haya de tramoya, las maniobras en la sombra, los grupos de poder, las facciones resultantes (más o menos móviles), los coloridos diversos, los debates abiertos, la confrontación de ideas y de estilos, la necesaria gobernación a través de instituciones (como una revista, una fundación, &c.) y todos los demás circuitos de carácter moral (moral simple, según mi terminología) de la biocenosis propia del vivir político en el que se está inmerso,  habrán de ser considerados elementos aceleradores, acrecentadores, neutralizadores, disgregadores, aniquiladores, &c., en función de las consecuencias que ello tenga sobre el sistema o, si se quiere, en función de su utilidad. La creación de un clima que promueva el miedo a expresar desavenencias o a mostrar puntos críticos, mediante tácticas de exclusión o atropello o vilipendio o expulsión, habrá de ser considerado como mala salud moral. Quien quiera defender ideas que lo haga desde sus propios desarrollos y anclajes, pero que no diga hablar desde el centro mismo del sistema (porque si fuera así será redundante y si fuera discutible será demagógico). Por extensión, podría tenerse en cuenta la reflexión de Spinoza cuando dice que «los cismas no surgen de un gran amor a la verdad (fuente de camaradería y mansedumbre), sino del ansia profunda de mando. Por estos ejemplos está más claro que la luz del día que son más cismáticos quienes condenan los escritos de otros e instigan, con ánimo sedicioso, al vulgo petulante contra los escritores, que estos mismos escritores, que sólo suelen escribir para los hombres cultos y sólo invocan en su apoyo a la razón» (Spinoza: TTP, XX, 246). Las escisiones han de surgir, a mi entender, no de maniobras «políticas» ni a causa directamente de las floraciones ideológicas, sino en virtud del juego de las ideas en tanto unas simplokés acaben siendo inconsistentes con otras dadas en temas esenciales. El que en aspectos muy aplicados, muy dependientes del curso de acontecimientos del presente, muy opinables y muy conectados con líneas ideológicas vivas no se esté de acuerdo podría funcionar como acicate de las ideas fundamentales (es decir, de las que van a pesar, pasados los presentes acontecimientos) y no necesariamente como freno.

 

            Si alguna de estas razones de fondo (o marco) en las que pretendo moverme son repudiables por Tomás García entonces ya habremos encontrado el punto que explica su descalificación hacia mí. Y el asunto adquiriría tintes racionales. Y el asunto ya no se referiría a mí, sino a las ideas, y eso centraría mejor el problema. Pero si no fuera así, entonces sólo él podrá aclararme su brava arremetida. Piensa él que yo no valoro los escritos posteriores a 1996 de Gustavo Bueno, pero se equivoca con ese diagnóstico. No negaré que sé de alguno que se ha ido distanciando del MF precisamente desde aproximadamente ese punto crítico.

 

            Gustavo Bueno ha ido sembrando en todos sus escritos e intervenciones un sabio magisterio y es desde el conjunto de su obra que ha de proyectarse una labor que pueda llamarse de desarrollo del MF. Pero la mejor forma de desarrollarlo (que yo conozco) es comenzar por establecer una crítica interna respecto de lo que es esencial y de lo que está sujeto a contraste, a aplicación, a desarrollo, a rectificación, &c.

 

            Si hasta ahora fundamentalmente he estado pendiente de sumar fuerzas dentro de una estrategia que entendía de saludable y necesaria convergencia (relegando las diferencias), a partir de ahora es ya posible —pero no en función de una reacción refleja—, puesto que el MF ha madurado internamente ya lo suficiente, dinamizar en mi caso aquellos elementos de crítica interna que crea saludable remover (no es para nada fundamental que yo acabe parando dentro o fuera o en los arrabales de la institución del MF) ¿Cuál es el punto donde se establece la «especiación» o ramificación porfiriana entre las ideas? Es difícil saberlo. Puedo muy bien trabajar en una causa, asumiendo que pueda acabar en una rama lateral o en otro árbol, porque, además ¿quién heredó la Academia platónica: Espeusipo o Aristóteles? (Dejo claro que cuando reflexiono por el hacia dónde iré a parar yo, no lo refiero a mi persona —profesor trasmisor de algunas enseñanzas— sino hacia dónde irán a diluirse mis esfuerzos).

 

APÉNDICE PRIMERO

 

Presentación. El primer apéndice es mi artículo «Vigencia e importancia de la religión. Gustavo Bueno reflexiona sobre el valor de la creencia religiosa desde el materialismo ateo», que en realidad yo titulé: «Vigencia e importancia de la religión. Gustavo Bueno reflexiona sobre el valor de la religión desde el materialismo ateo» (lo que indica que en los subtítulos, al igual que en las frases destacadas (cebos de atención), los redactores introducen algunas variantes en ocasiones, ésta vez de tipo restrictivo, puesto que «la religión» es más que «la creencia religiosa», pero es posible que esto último fuera juzgado de mayor interés para el público).

 

Lo reproduzco a continuación (incluyendo, claro, lo que en la edición digital de LNE no ha sido publicado, el apartado final crítico titulado «La difícil dialéctica Filosofía/Ideología»:

 

«Vigencia e importancia de la religión. Gustavo Bueno reflexiona sobre el valor de la religión desde el materialismo ateo

 

La fe del ateo

Gustavo Bueno

Ediciones Temas de Hoy, Madrid, 2007

382 páginas

 

SILVERIO SÁNCHEZ CORREDERA

                                                                      

¿Puede un filósofo ateo conceder a la religión algún crédito? Ateniéndonos a publicaciones recientes vemos, por ejemplo, cómo Michel Onfray en el «Tratado de ateología» (Anagrama, 2006) defiende los valores positivos del ateísmo y, a la vez, denuncia con ardor los contravalores de la religión que se enfrentan al ateísmo no tanto por considerarlo una negación de Dios cuanto «para perseguir y condenar el pensamiento del individuo libre»; y F. Savater, en un círculo más inmediato y en la misma línea, en «La vida eterna» (Ariel, 2007) y en su proverbial estilo literario trata de poner al descubierto las capas psicológicas de quienes defienden que «es bueno no sólo creer en Dios sino creer en la creencia en Dios».

 

Gustavo Bueno ha preferido situarse en otra perspectiva. La fe del ateo es un libro escrito «a favor» de la religión, no, desde luego, por defender un ateísmo atemperado, porque en la cuestión de fondo la trituración antiteísta de las religiones superiores es absolutamente radical. ¿Cómo comprender, entonces, que desde el ateísmo se dé cuartel a la religión?

 

La primera distinción importante que el filósofo español introduce se da entre la religión y lo sagrado, que algunos toman por sinónimos. En los valores sagrados, además del valor numinoso de la religión, ha de contarse con los valores de lo santo y del fetiche.

 

Es falso que exista «la» religión. Lo que históricamente se ha desarrollado es una religión primaria (en las cavernas paleolíticas), una religión secundaria (la de los dioses olímpicos o los egipcios) y una religión terciaria (las religiones superiores actualmente vigentes —al lado de otras que siguen en fases secundarias—), entre las cuales se han gestado unos complejos procesos de transformación de las anteriores en las posteriores. La evaluación que quepa hacer de cada fase histórica es muy distinta: la religión primaria es una religión verdadera en la misma medida en que los númenes animales eran realmente existentes. La religión secundaria se desenvuelve dentro del delirio mitológico, cuya falsedad será uno de los retos a combatir por la naciente filosofía griega, lugar desde el que se conforman las teologías propias de las religiones terciarias (las monoteístas). Pero a partir de ahí, no todas las religiones terciarias seguirán cursos racionales homologables, racionalidad que no podrá medirse si no es a través de las mismas instituciones que de ellas se desprenden.

 

Se tratará, en lo que sigue, de ir viendo los grados de involucración de la religión con los aspectos positivos o negativos de otras formaciones institucionales: la cultura, la economía, la moral, la ciencia, el arte, la televisión, &c. No cabe un rechazo global a «la» religión, sin establecer los parámetros desde donde se habla. A partir de estos presupuestos, los análisis se disparan en niveles de consideración muy variada, que para integrarlos debidamente creo yo conveniente no perder de vista tres ejes donde rotan esas ideas: tres claves interpretativas, si se me permite.

 

Clave 1ª. El libro se construye desde las doctrinas del materialismo filosófico (MF). Los que ya conocen la filosofía de la religión, la teoría del cierre categorial o la filosofía política del MF se moverán con fluidez; los que lo desconozcan podrán aprovechar para acceder a síntesis muy comprimidas en los capítulos correspondientes y en el glosario. En la medida en que sus doce capítulos recorren distintos planos institucionales cabría recomendar a los religiosos los capítulos 1 y 2, a los políticos el capítulo 4, a los científicos el 8, a los literatos y artistas el 9, y a los curiosos por los temas filosóficos, además, especialmente los capítulos 7, 12 y el Final.

 

 

Clave 2ª. Además del bagaje del MF, algunas ideas de Gustavo Bueno sobre el presente en fase de formación son también hilos conductores que atraviesan la argumentación de «La fe del ateo»: el fin de un periodo en el que la clásica división izquierda/derecha ha de ser reconstruida y superada, el contexto de la política internacional marcado en el futuro inmediato por el potencial chino, la continuidad de un enfrentamiento religioso y moral profundo entre el cristianismo y el Islam ahora recrecido, la comprensión de la historia desde la óptica del imperialismo y el lugar que le corresponde a EEUU, la verdadera escasa «realidad sustantiva» política de Europa, el peligro del fraccionamiento de España, las insidiosas políticas nacionalistas, el caballo idealista y desbocado al que se ha subido la socialdemocracia española, los males que se sobreañaden provenientes de las izquierdas divagantes y extravagantes que no han aterrizado todavía en el presente, y las poses progres improductivas y sin nuevas propuestas pero firmes en su estética de despreciar aquello que como la religión huela a «falsa cultura».

 

Clave 3ª. Es posible comprender mejor el desarrollo del MF si nos ayudamos de algunos datos de su genealogía (aunque la mejor clasificación entendemos que vendría dada en función de sus contenidos). Desde «El papel de la filosofía en el conjunto del saber» (1970), sin relegar la importante producción anterior, hasta «El mito de la cultura» (1996) vemos una etapa dedicada a temas fundamentalmente académicos, que reflexionan sobre las ciencias o sobre algunas de las clásicas vertientes de la filosofía (ontología, antropología, ética, política, &c.). A partir de mediados de los noventa, sin olvidarnos de los hilos que ya habían sido hilvanados en las décadas anteriores, Gustavo Bueno baja, recreándose, hasta los últimos rincones de la «caverna», allí donde se encuentran las ideologías, desde, por ejemplo, «Diez propuestas para el próximo milenio» (1997) hasta «Zapatero y el pensamiento Alicia» (2006). La tercera clave que queremos, entonces, mostrar se refiere a que ha de diferenciarse cuándo nos enfrentamos a argumentos construidos con la lógica de los conceptos filosóficos y las categorías científicas (que en la «primera época» había que comprender enfrentados fundamentalmente a otros sistemas filosóficos) y cuándo el entramado argumental se complica en su geometría al incluir además nexos con componentes ideológicos (a los que se ha propuesto bajar).

 

El materialismo filosófico lleva así hasta el límite el objetivo de toda verdadera filosofía: comprometerse con su presente más inmediato, además de nutrirse de toda esa tradición procedente de Grecia. Ahora bien, esta radicalidad supone al mismo tiempo adentrarse en la difícil dialéctica de la filosofía y la ideología.

 

 

La difícil dialéctica Filosofía/Ideología

 

«La fe del ateo» resalta su imbricación con las cuestiones ideológicas en su subtítulo: «Las verdaderas razones del enfrentamiento de la Iglesia con el Gobierno socialista».

 

Vemos cómo abundan las construcciones donde se unen ideas de hechura filosófica y otras de carácter ideológico. Apuntaré sólo una línea de discusión, entre otras, que queda abierta tras los análisis de Gustavo Bueno: el rechazo a la «Educación para la ciudadanía» resulta de una aproximación a las posturas de la Conferencia Episcopal frente al Gobierno socialista y, además, porque se ve aberrante el maridaje entre la razón filosófica y una dogmática ideológica partidista determinada.

 

Con ese proceder que conecta principios racionales que habrían de tenerse en cuenta («EpC sí tendría sentido aplicada al contexto de la ciudadanía española») con un estado de cosas ideológico demasiado complejo y enmarañado, ¿no se hace un análisis insuficiente al aplicar determinados recorridos conceptuales sólo con algunos recorridos ideológicos, cuando son otros muchos más los factores que están implicados? Siguiendo el modelo de esas conexiones filosófico-ideológicas, fácilmente podría concederse el hecho de que la práctica totalidad de las asignaturas (salvo las alfa-operatorias), empezando por la Religión, la Ética y la Filosofía, habría que eliminarlas por «tendenciosas». Dado el enmarañamiento ideológico de esta cuestión, de lo que se trataría, creo yo, sería si es mejor o no aumentar el número de asignaturas con opción de convertirse en un referente crítico (frente al mero referente positivo: matemáticas, inglés, &c.), porque es el profesor el último legislador con su programación, siempre que las leyes ministeriales queden abiertas al pluralismo de ideas.

 

Los que intentábamos extender la filosofía hacia atrás en la ESO (también los que utilizamos el materialismo filosófico como su mejor herramienta para la enseñanza de la filosofía), pensando en la ciudadanía, nos hemos quedado con una materia técnicamente impresentable. Si se derrumban los puentes no podrán cruzarse.»

 

 

APÉNDICE SEGUNDO

 

            Mi artículo precedente torpedeado por Tomás García no surgía huérfano de otras referencias en la prensa y en otros lugares. Es un texto dentro de otros textos, y es un hilo conductor que llevo siguiendo hace algún tiempo (y que entiendo es natural que a algunos no guste, aunque en cuanto lo expresen me gustará a mí saber las verdaderas razones críticas). De este modo reseño y comento brevemente el hilo conductor que llevo siguiendo, para que pueda detectarse más fácilmente los puntos criticables y en los cuales podría alguien entrar en disputa conmigo en cuanto digo estar en el MF. Por lo mismo, también ha de servir para que quienes sean puedan entrar en connivencia con este modo de entender la actividad de divulgación, de defensa y de desarrollo crítico de una filosofía.

 

            Lo dividiré en las siguientes secciones (sólo pido a quien esté interesado en mi argumentación general que observe el apartado 1º y que saque conclusiones; el resto puede quedar para los muy curiosos):

 

 

1) Reseñas directas a obras de Gustavo Bueno:

 

 

1. «De qué hablamos cuando hablamos de felicidad. La crítica de la felicidad canalla», La Nueva España, Suplemento Cultura nº 688, págs. I, II,  Oviedo, jueves, 26 de mayo de 2005.

 

1.1. «¿Es esencial buscar la felicidad?», El Catoblepas, 41:24, julio de 2005.

 

2. «La importancia de la filosofía española. Eugenio Trías en el panorama del pensamiento actual», La Nueva España, Suplemento Cultura nº 699, págs. I y II,  Oviedo, jueves, 27 de octubre de 2005.

 

2.1. «Filosofía española. Materialismo filosófico y Eugenio Trías. Pinceladas», El Catoblepas, 45:13, noviembre de 2005.

 

3. «Presentación de las Actas del Congreso de Murcia. Filosofía y Cuerpo. Un debate en torno al pensamiento de Gustavo Bueno», Sociedad Asturiana de Filosofía, Boletín nº 4, Oviedo, noviembre de 2005, págs. 6-8.  ISNN 1696-9375

 

4. «Bueno, a vueltas con España. Bueno reivindica España. La nación desde la filosofía de la historia», La Nueva España, Suplemento Cultura nº 704, págs. I, IV y V,  Oviedo, jueves, 1 de diciembre de 2005.

 

4.1. «Reivindicación de España», El Catoblepas, 47:24, enero de 2006.

 

5. «El “pensamiento Alicia”. Reflexiones sobre un país enfrentado», La Nueva España, Suplemento Cultura nº 739, págs. I y II,  Oviedo, jueves, 2 de noviembre de 2006.

 

6. «Vigencia e importancia de la religión. Gustavo Bueno reflexiona sobre el valor de la religión desde el materialismo ateo». La Nueva España, Suplemento Cultura nº 780, págs. 1 y 2,  Oviedo, jueves, 15 de noviembre de 2007.

 

7. Presentación de la conferencia «Filosofía mundana, filosofía académica» impartida por Gustavo Bueno, el 10 de diciembre de 2007,  a las 19 horas, en el Salón de Actos de la Biblioteca del Campus de Humanidades del Milán, en la conmemoración del XXX aniversario de la SAF. [Sin publicar]

 

 

2) Otras reseñas o artículos donde G. Bueno o el MF es directamente valorado:

 

8. «Jovellanos y la religión. El problema religioso en Jovellanos», en Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias: Boletín Jovellanista, Gijón, MMV, AÑO VI, NÚM 6, págs. 235-260. ISSN 1696-1226

 

9. «Jovellanos, contribución a la teoría política», El Catoblepas, 38:13, abril de 2005.

 

10. «¿Es la humanidad moralmente mejor? Comentarios sobre Gilles Lipovetsky», La Nueva España, Suplemento Cultura nº 707, pág. VIII,  El Milenio, Oviedo, jueves, 22 de diciembre de 2005.

 

11. Immanuel Kant: el idealismo trascendental, Eikasía Ediciones, Oviedo, 2006. 206 páginas. ISBN 84-95369-80-X

 

12. «Memoria de las Jornadas sobre el cuadragésimo aniversario de la publicación del primer volumen del Quijote: “Bases y claves histórico-filosófico-políticas a propósito del Quijote”», en Sociedad Asturiana de Filosofía: Bases y claves histórico-filosófico-políticas en El Quijote (En el 400 aniversario de la publicación de su primer volumen), Eikasía Ediciones, Oviedo 2006, págs. 5-17. ISBN 84-933484-1-4

 

13. «Julián Marías, in memóriam», La Nueva España, Suplemento Cultura nº 721, Pág. VI, Oviedo, jueves, 30 de marzo de 2006.

 

14. «¿La izquierda española en crisis?», La Nueva España, Suplemento Cultura nº 722, pág. VIII, El Milenio,  Oviedo, jueves, 6 de abril de 2006.

 

14.1. «¿La izquierda española en crisis?», El Catoblepas, 51:17, mayo de 2006.

 

15. «La soledad sonora. Una biografía inmensa (Zubiri)», La Nueva España, Suplemento Cultura nº 724, pág. V,  Oviedo, jueves, 20 de abril de 2006.

 

16. «La trascendencia del pensamiento de Jovellanos: la estrategia jovinista», conferencia de apertura, el 4 de septiembre de 2006, dentro del Seminario Internacional “Estrategias de pensamiento en el aula”, 4, 5, 6, 7 y 8 de septiembre de 2006, organizado por el Centro de Filosofía para Niños del Principado de Asturias.

 

17. «Víctor Gómez Pin, hilvanando ciencias y letras», La Nueva España, Suplemento Cultura nº 744, Pág. V, Oviedo, jueves, 7 de diciembre de 2006.

 

18. «Jovellanos: ilustrado, liberal y filósofo», Y Latina, Revista Literaria Internacional de la Asociación de Escritores Noveles, nº 1, Edita Asociación de Escritores Noveles, febrero de 2007, págs. 12-17.

 

19. «Ha muerto el filósofo “patafísico”. Ha fallecido Jean Baudrillard», La Nueva España, Sociedad y Cultura, pág. 57,  Oviedo, domingo, 11 de marzo de 2007.

 

19.1. «En el óbito de Jean Baudrillard», Eikasía. Revista de Filosofía, año II, nº 11, mayo de 2007. Págs. 319-325.

 

20. «La reconstrucción de la historia universal», La Nueva España, Suplemento Cultura nº 758, pág. V,  Oviedo, jueves, 15 de marzo de 2007.

 

20.1. «Francisco Rodríguez Adrados reconstruye la historia universal», El Catoblepas, 65:14, julio de 2007.

 

21. «Sobre el placer. Lectura del Filebo. Hedoné frente a Phrónesis», Eikasía. Revista de Filosofía, nº 12, Extraordinario I, agosto, 2007. Págs. 113-144. 

 

22. «Richard Rorty, filósofo. Adiós a un grande de la filosofía norteamericana», La Nueva España, Suplemento Cultura nº 775, pág. 8,  Oviedo, jueves, 11 de octubre de 2007.

 

23. «Treinta años de la Sociedad Asturiana de Filosofía». La Nueva España, Suplemento Cultura nº 783, pág. 8,  Oviedo, jueves, 6 de diciembre de 2007.

 

24. «La felicidad hipermoderna». La Nueva España, Suplemento Cultura nº 785, pág. 3,  Oviedo, jueves, 20 de diciembre de 2007.

 

 

3) Artículos o libros donde trato de desarrollar una serie de ideas y de teorías apoyándome explícitamente en el MF

 

(No digo que lo esté haciendo correctamente, será discutible y tendrá más o menos grados, supongo) (Tampoco me propongo hacerlo, como finalidad primera, para que coincida con el MF —¿dónde poner la frontera entre MF/GB?: si hay identidad en este par, sólo Gustavo Bueno podrá hacerlo—, sino que lo que estoy promoviendo es trabajar con las herramientas que fundamentalmente he tomado del MF) (El MF es para mí el mejor sistema filosófico que existe en la actualidad, y en ese sentido trato de estar en él, pero no es éste —el «estar»— el objetivo perseguido, sino más bien el «ser» materialista y hacer filosofía (y eso, sin duda, se hará de muchas maneras):

 

25. «Ética, Política y Moral. Un desarrollo desde las propuestas de Gustavo Bueno», Congreso de Filosofía y Cuerpo, Sociedad de Filosofía de la Región de Murcia y Facultad de Filosofía de la Universidad de Murcia, 10, 11 y 12 de Septiembre de 2003.

 

25.1. «Ética, Política y Moral. Un desarrollo desde las propuestas de Gustavo Bueno», en Filosofía y Cuerpo. Debates en torno al pensamiento de Gustavo Bueno, Ed. Libertarias, Madrid, 2005, págs. 177-184. ISBN 84-7954-655-7

 

26. «Los conflictos entre Ética, Moral y Política: criterios para su negociación», Cuadernos de Información y Comunicación, vol. 8, Facultad de Ciencias de la Información, Servicio de Publicaciones Universidad Complutense, 2003, págs. 39-60. ISSN 1135-7991

 

27. «Opera jovinista: clasificación positiva y filosófica», Cuadernos de Estudios del Siglo XVIII, nº 15, Instituto Feijoo de Estudios del siglo XVIII, Universidad de Oviedo, 2005. Págs. 233-310. ISSN 1131-9879

 

28. «E-P-M y la crítica de Joaquín Robles», El Catoblepas, 47:20, enero de 2006.

 

29. «Trama y urdimbre de la teoría E-P-M. Parte I. La urdimbre», El Catoblepas, 50:17, abril de 2006.

 

30. «Trama y urdimbre de la teoría E-P-M. Parte II. La trama», El Catoblepas, 52:18, junio de 2006.

 

31. Jovellanos y el jovellanismo, una perspectiva filosófica, Biblioteca Filosofía en Español, Pentalfa Ediciones, Oviedo, 2004, (860 páginas). ISBN 84-932477-6-6

 

32. «Para una teoría de la Justicia. Cuatro criterios determinantes», Eikasía. Revista de Filosofía, nº 1, noviembre de 2005. Págs. 1-11.

 

33. «Para una teoría de la Justicia. II. Puntos cardinales de la teoría», Eikasía. Revista de Filosofía, nº 3, marzo de 2006. Págs. 1-11.

 

34. «Para una teoría de la Justicia. III. El mundo de los valores», Eikasía. Revista de Filosofía, nº 4, mayo de 2006. Págs. 1-28.

 

35. «Para una teoría de la Justicia. IV. La Igualdad», Eikasía. Revista de Filosofía, año II, nº 7, noviembre de 2006. Págs. 7-38. http://www.revistadefilosofia.org

 

36. «Para una teoría de la Justicia. V. La Ley», Eikasía. Revista de Filosofía, año II, nº 9, marzo de 2007. Págs. 1-39.

 

37. «Para una teoría de la Justicia. VI. La persona, el «Ego trascendental» y las instituciones. Relaciones E-P-M», [En curso de publicación]

 

38. «Sobre la filosofía de Jovellanos», El Catoblepas, 61:1, marzo de 2007.

 

  

4) Aportaciones a «la causa»:

 

39. «Gaspar Melchor de Jovellanos», colaboración en la página web dentro de http://www.filosofia.as/.

 

40.1. Teleavilés, La Espuela, programa de debate con la colaboración de la Fundación Gustavo Bueno. Programa 4: Eutanasia, 2004.

 

40.2. Teleavilés, La Espuela, programa de debate con la colaboración de la Fundación Gustavo Bueno. Programa 12: Religión en la enseñanza, 2005.

 

40.3. Teleavilés, La Espuela, programa de debate con la colaboración de la Fundación Gustavo Bueno. Programa 19: Machismo y feminismo, 2005.

 

40.4. Teleavilés, La Espuela, programa de debate con la colaboración de la Fundación Gustavo Bueno. Programa 34: Educación, 2005.

 

40.4. Teleavilés, La Espuela, programa de debate con la colaboración de la Fundación Gustavo Bueno. Programa 37: Fortaleza, 2005.

 

40.5. Teleavilés, La Espuela, programa de debate con la colaboración de la Fundación Gustavo Bueno, Programa 38: El Quijote, 2005.

 

 

5) Aportaciones colectivas a la «causa»:

 

41. Ética, 4º de E.S.O, Grupo Díaita, Ed. Eikasia, Oviedo, 2003 [Coordinador de área]

 

42. Filosofía 1º de Bachillerato. Grupo Metaxy, Ed. Eikasía, Oviedo, 2004 [Co-coordinador general con Pablo Huerga]

 

43. Historia de la Filosofía. Grupo Diacronos, Ed. Eikasía, Oviedo, 2005. [Kant]

 

 

Consideraciones al sentido de las aportaciones que conforman mi contexto amplio «dentro» del MF.

 

 

            Para empezar por algún lugar. Las aportaciones colectivas a la «causa», recién mencionadas, sé que no son del agrado de algunos MF. Soy consciente de que el nº 41 sólo converge con el MF de modo parcial (en algunos planteamientos y temas), el nº 43 de un modo genérico (si se quiere) y el nº 42 converge en muchos planteamientos y en un número considerable de temas. Se trata, en los tres casos, de materiales didácticos, nacidos entre MF (en buena medida) que han trabajado con otros profesionales próximos o en una órbita conjugable. Si no es ortodoxia de la pura, sí es un ejemplo de contagio y de divulgación. La ortodoxia siempre se puede recuperar volviendo al nódulo del asunto. No creo que el MF penetre en múltiples capas del profesorado si no es partiendo de lo que hay. La zona de fundición de la moneda en curso no tiene por qué coincidir con el lugar donde se comercia y se intercambian los productos. En todo caso, el modo cómo yo he intervenido en esos asuntos no ha sido nunca, que yo sepa, con moneda falsa.

 

            Las aportaciones a la causa, del 39. al 40.5 no son más que un modo de arrimar el hombro, consciente de que es una causa colectiva.

 

            Las aportaciones de mis artículos y libros del punto 25. al 38. responden a la seriedad con la que me tomo mi pertenencia al MF, puesto que en esos trabajos trato de plantear mis análisis desde las líneas de fuerza que yo he visto desprenderse del MF. Vuelvo siempre a lo mismo: puesto que no me limito a repetir lo aprendido ni como tampoco estoy obsesionado con la ortodoxia, lo de menos para mí es estar dentro o fuera. Cuando menos, habré cooperado discretísimamente a una divulgación lateral de la más importante filosofía española, eso es así. (No obstante, mi autorrepresentación del modo cómo desarrollo mis trabajos, es la de que estoy siguiendo pistas filosóficas que se derivan de líneas de fuerza sembradas por Gustavo Bueno. Y volvemos a lo mismo: ¿cuándo es o no es MF?

 

            En los artículos que van del punto 8. al 24. puede verse cómo es recurrente en mí, cada vez que se me presenta una buena ocasión, esclarecer algún punto oscuro a la luz de lo que he aprendido en el MF.

 

            En los artículos que van del punto 1. al 7. lo que yo realmente he afirmado sobre el MF y sobre Gustavo Bueno, es de este tenor:

 

            (Siguen cinco citas tomadas con la intención de que sea representativo de mi actitud hacia el pensamiento de Gustavo Bueno, nunca con halago fácil o vano y siempre reconociendo una riqueza de pensamiento que sería estúpido perderse):

 

            Cita 1) «En el inmediato presente, sólo quien no esté bien informado puede abrigar dudas sobre la potencia filosófica española, si se tiene en cuenta que contamos con ese sistema que se conoce como «materialismo filosófico», que tiene la capital en Oviedo, la Vetusta de Clarín, y no en Madrid o en Barcelona. […] El materialismo filosófico que ha desarrollado Gustavo Bueno y que es seguido por un grupo que lo  alienta, lo aplica y lo desarrolla es ya un sistema filosófico capaz de entrar en contraste con cualquier otro del último siglo. Y aquí lo importante no es que cualquiera de nosotros siga o no sus ideas (unas de más peso filosófico que otras y, desde luego, todas sujetas a discusión) sino que se tenga claro que ese nivel alcanzado hay que cuidarlo como un producto que nos afecta a todos los españoles y a los 500 millones que hablan español. […] Cuáles son las contribuciones que ha puesto Gustavo Bueno sobre la mesa de los hispanohablantes, a la espera de que otros puedan tener la ocasión de conocerlo traducido. No vamos a defender que la filosofía es un recetario de donde sacar lo que hemos de pensar, pero cuando tiene suficiente potencia sí ha de creerse que la filosofía ha de servir para pensar mejor ya sea porque se piense en la misma dirección o porque se piense en contra. En este sentido el materialismo filosófico que ha desarrollado G. Bueno nos ha provisto de una ontología desde la que entender la realidad no metafísicamente sino materialistamente y ello no al modo reduccionista –fisicalista o cientista- sino entendiendo las realidades «ideales» como materialidades terciogenéricas; nos ha provisto de una gnoseología, dentro de la cual su teoría del cierre categorial que delimita mejor que el popperismo los límites de lo que puede entenderse por ciencia; y de una antropología que se construye como espacio antropológico, donde las relaciones circulares de los sujetos se completan con las relaciones radiales y las angulares, como modo de traducir en términos materialistas y no mistificados a los consabidos sujetos social, natural y espiritual, respectivamente; nos ha provisto, en fin, de renovadas ideas estéticas, de una teoría política, de una teoría ético-moral, de una filosofía de la historia, dentro de las cuales encajan sus teorías sobre la cultura, sobre la función de la televisión, sobre el imperio y sobre España, entre otras. Y en medio de todo ello, nos ha provisto de decenas de nuevos conceptos tallados con una gran precisión como «individuo flotante», «intraestructura» «inversión teológica» o «numen real»; o del juego de contrastes conceptuales como las que se dan en la diferencia entre ética/moral o entre partes determinantes/ constituyentes/ integrantes, amén de las definiciones precisas de términos ya conocidos pero con amplios márgenes de oscuridad como cultura/civilización, ceremonia, religión, naturaleza, &c. […] Sólo el futuro podrá dar cuenta del influjo estabilizador o no, de su fecundidad o esterilidad, de su poder crítico u oscurantista y de su capacidad generadora, liberadora, transformadora y civilizadora o, al contrario, tergiversadora, manipuladora y barbarizante. De momento, la capacidad que tendría –si es correcto nuestro diagnóstico- de neutralizar las falsas corrientes derecha/izquierda y de indicar un nuevo diseño del inmediato escenario de las líneas que habrán de recorrer el nuevo enfrentamiento ideológico, dan cuenta de la potencia de este sistema filosófico». (El Basilisco, Filosofía española. Materialismo filosófico y Eugenio Trías)

 

            Cita 2) «Bueno resulta incómodo por polémico, y porque la franqueza de palabra que le caracteriza se sitúa a veces en lugares políticamente incorrectos» («Presentación de las Actas del Congreso de Murcia. Filosofía y Cuerpo. Un debate en torno al pensamiento de Gustavo Bueno», Sociedad Asturiana de Filosofía, Boletín nº 4, Oviedo, noviembre de 2005, pág. 6)

 

            Cita 3) «”España no es un mito” sigue la estela de otros libros anteriores como “El mito de la izquierda” (2003) y “España frente a Europa” (1999). En estas obras, y en otros múltiples escritos, asistimos al despliegue de una filosofía de la historia materialista aplicada singularmente a España».  («Bueno, a vueltas con España. Bueno reivindica España. La nación desde la filosofía de la historia», La Nueva España, Suplemento Cultura nº 704, págs. I, IV y V,  Oviedo, jueves, 1 de diciembre de 2005) (También en «Reivindicación de España», El Catoblepas, 47:24, enero de 2006)

 

            Cita 4) «Con “Zapatero y el Pensamiento Alicia. Un presidente en el país de las maravillas”,  Gustavo Bueno entra de lleno en la cocina de los actuales gobernantes, tirándole sus cacharros, y en las discusiones de la taberna, encendiendo las voces de pasiones partidistas. […] …la filosofía de Gustavo Bueno tiene asegurada su pervivencia: por su rigor conceptual, por el caudal de ideas que ha conseguido elaborar… y porque ha logrado constituirse como sistema (con una ontología, una teoría de la ciencia, una antropología, al lado de las teorías política, ético-moral, de la religión, de la cultura, de la historia…) […]  Pero está el problema ideológico de la coincidencia con la derecha… ¡vade retro! Pues bien, a mi modo de ver, se entienden mejor los análisis de Gustavo Bueno, si se interpretan en clave de acusación a una izquierda que no quiere enterarse de que la estrategia ha de cambiarse sustancialmente desde hace ya dos décadas, por lo menos. […] Es decir, lo que Gustavo Bueno defiende contra el «Pensamiento Alicia», contra la ideología armonista del «todos tienen un poco de razón», es la decisión de entrar en conflicto, no por espíritu conflictivo personal (como algunos podrían prejuzgar) sino porque el conflicto es objetivo. […] …no puedo afirmar que estoy de acuerdo con todas las ideas, con todos los argumentos, con todas las aplicaciones, tratándose como se trata de una materia tan sinuosa. Cuanto más lo leía más de acuerdo estaba, por la fuerza de los argumentos, pero algunos fragmentos iban quedando entre interrogantes.  («El “pensamiento Alicia”. Reflexiones sobre un país enfrentado», La Nueva España, Suplemento Cultura nº 739, págs. I y II,  Oviedo, jueves, 2 de noviembre de 2006)

 

            Cita 5) «Es un honor para la Sociedad Asturiana de Filosofía que, precisamente, su presidente de honor venga hoy a dirigirnos un nuevo discurso. Pero dejando al margen estos reconocimientos merecidos, lo verdaderamente importante es, ahora, lo que esta conferencia supone de acto colectivo, social, que queda invitada a asistir no sólo a un acto puntual sino a un momento del presente que tiene un grosor de varias décadas. Tenemos la suerte de poder asistir a la escenificación de ideas que llevan trabándose más de treinta años, y que han llegado a constituir lo que pocas veces se consigue: un sistema filosófico. […]  No hace falta insistir en que la historia de la SAF no hubiera sido la misma sin este hilo de oro, que le ha dado renombre («la filosofía en Asturias tiene un prestigio incomparable», me decía un compañero venido de Galicia hace muy poco), que la ha llenado de fértil contenido y que la ha dotado de una fuerte dialéctica. Somos afortunados si nos inquieta la filosofía y si a la vez vivimos en Asturias. En este momento, una vez más, como un regalo, estamos de buena suerte: tiene la palabra Gustavo Bueno. (Presentación de la conferencia «Filosofía mundana, filosofía académica» impartida por Gustavo Bueno, el 10 de diciembre de 2007,  a las 19 horas, en el Salón de Actos de la Biblioteca del Campus de Humanidades del Milán, en la conmemoración del XXX aniversario de la SAF)

 

 

Final:

 

    Esto es lo que hay sobre mi gran animadversión hacia la obra de Gustavo Bueno. Esto es lo que hay y esto es lo que, conociendo un 5 % (es decir, teniendo alguna noticia fidedigna en directo), Tomás García hubiera podido tomar de contexto para poder criticarme como lo hizo.

 

    Tengo que añadir que hace muchos años, en mis programaciones como profesor, el MF es utilizado como eje central de los distintos desarrollos y temas de las asignaturas de la educación secundaria que tengo que impartir.

 

    Sí, si éste era el tema de fondo al que se refería Tomás García,  es verdad que no aprendo de las enseñanzas de Gustavo Bueno para seguirle al pie de la letra, sino para poder hacer filosofía, porque no pretendo sólo repetir la doctrina (lo que está bien como profesor transmisor), sino que trato de desarrollarla en la medida en que puedo, bien sea para acabar «dentro» o «fuera». Lo que me interesa es la filosofía.

 

    Gustavo Bueno tiene el mayor de mis respetos y la mayor de mis gratitudes. Gustavo Bueno es mi maestro. Pero no pretendo seguirle a él, sino a su filosofía.

 

    Seguiré con los asuntos en los que me hallaba, que como de costumbre están trenzados de MF.

 

SSC

Gijón, 31 de diciembre de 2007



1 El Catoblepas, 70:13, diciembre, 2007.

 

2La Nueva España, «Cultura», nº 780, jueves, 15 de noviembre de 2007.