Para no indigestarse con los temas de la filosofía

 

 

Manuel Cruz

Menú degustación. La ocupación del filósofo

Península, Barcelona, octubre, 2009

167 páginas

 

 

He aquí un claro ejemplo de filosofía divulgativa, nuevo género pujante. ¿Qué es la filosofía divulgativa? Su objetivo es tratar de temas filosóficos proponiéndose no indigestar. El caso del presente libro encaja bien en este género, desde su misma cubierta: «Menú degustación», reza el título, para señalar no aquello de que va a tratar, sino una finalidad gástrica: que siente bien y, claro, que gusten los platos cocinados. Hecha esta opción, el subtítulo se vuelve necesario: «La ocupación del filósofo».

 

¿Qué se cocina? Son temas variopintos y algo barajados, no hay intención sistemática: nuestra muerte, la muerte de Dios, si es verdad la «verdad», si es bueno mentir o sentirse culpable, lo legítimo de la legalidad, si el presente es o no un mundo uniformado, y si lo era más el pasado, y cómo tener una buena actitud racio-vital en este penoso y agradable existir, además de otros interesantes contenidos. Habrá, sin duda, muchos lectores que puedan degustarlo con provecho.

 

Temas presentados como platos en un menú que procura acertar con el gusto de un paladar medio, vienen acompañados de vinos que el camarero discretísimo, sin apercibirte, escancia: una prosa elegante e inteligente, ejemplos bien entonados y bien narrados, estilo límpido y amable, ritmo fluido de semántica clara, trasfondos próximos, cotidianos, y capítulos escandidos a promedios, casi todos, de diez páginas. Hecho para un «paladar medio», es de suponer.

 

¿Me ha gustado? Difícil pregunta. Todavía no lo sé. Puedo decir que no me ha indigestado y que pienso utilizar varios párrafos bien trenzados y de temática oportuna, para mis alumnos. El curso de sus aguas discurre, necesariamente, entre tópicos bien dichos; más que ser orteguiano (Ortega es el mas citado) sigue cierta inspiración del filósofo racio-vitalista. He encontrado un puñado de ideas penetrantes y bien formuladas, de esas que se subrayan porque uno mismo pretende utilizarlas.

 

Manuel Cruz (catedrático de Filosofía Contemporánea) rehúye el dogmatismo como la peste y teme, mas que nada, caer en tonos cargados de moralina. En general, comparto muchos de sus enfoques, por ejemplo, que no se debe pensar por cuenta ajena ni se puede pensar por encargo.  Pero no coincido con su idea de filosofía: para mí la filosofía no es simplemente adjetiva, es más que eso: es sustantiva. Pero este es un tema vidrioso que recuerda una disquisición técnica, y tiene el peligro de indigestar. ¿Qué más dará que sea adjetiva o sustantiva –me importunará alguno-, si seguramente eso se traduce en un enfrentamiento entre pesimistas y optimistas, o en una diferente perspectiva sobre la su potencia práctica, siempre relativa, al alza o a la baja?

 

Con todo me arriesgaré y replicaré sólo un poco. La filosofía es adjetiva, sí, porque opera y se aplica siempre sobre algo sustantivo (el mundo, el hombre o la vida), pero cuando esa adjetivación alcanza cierto grado, dado a escala histórica, ella misma se sustantiva y pasa a ser una «cosa» más en el mundo. Esto es, determinados conceptos e ideas filosóficas llegan a constituirse como entidades (llámense perspectivas verdaderas o llámense mapas bien trazados) que pasan a ser utilizados sustantivadamente por el resto de saberes. Una muestra solo, para no indigestar: ¿qué sería, por ejemplo, sin el par de conceptos materia/forma, creados por Aristóteles? ¿Qué sería, por ejemplo, del derecho, del diseño, de la lógica, de la genética o de la misma informática, qué sería de ellos sin el par materia/forma? ¿No es sustantivo ese hallazgo del Estagirita, y de la misma manera, no lo son tantos otros ejemplos?

 

¿Acaso no has dicho que iba a ser solo una muestra? -me incrimina la voz del «gusto filósofico medio»- Claro, claro, por supuesto, estaba ya acabando. Me contengo y paro.

 

SSC,

26 de noviembre de 2009

 

Publicado en: «Para no indigestarse con la filosofía. Manuel Cruz reflexiona sobre la ocupación de pensar».  La Nueva España, Suplemento Cultura nº 858, pág. 6,  Oviedo, jueves, 26 de noviembre de 2009.