Réquiem por Eugenio Trías

 

El pensador que se esforzó en escribir

como si estuviera componiendo sinfonías

 

 

 

El canto de las sirenas

Eugenio Trías

Círculo de Lectores, Barcelona, 2007.

 

 

El domingo 10 de febrero de 2013, a los 70 años de edad, se ha rendido ante la muerte el filósofo del Límite: Eugenio Trías.

 

 

A quien se esforzó en escribir como si estuviera componiendo sinfonías, es justo despedirle con un réquiem, si además resulta ser uno de los filósofos que mas ha penetrado en la esencia de la música. Y podemos recordarlo refiriéndose al Réquiem de Mozart, por ejemplo, donde el salzburgués parecería como si palpara y acariciara a la Muerte, en su horror y en su promesa de «eterna luz» y de «perpetua paz» (El canto de las sirenas, p. 156).

 

Estamos ante el único filósofo español, hasta el momento, reconocido con el Premio Internacional Friedrich Nietzsche, una especie de Nobel de la filosofía. Pero ¿en qué consiste la aportación filosófica de este catedrático de Filosofía y de Estética barcelonés? Él mismo, en sus memorias, establece dos etapas en su trabajo, la primera dedicada a destruir los falsos ideales de la modernidad tal como llegan a su generación a la altura de 1968, y la segunda invertida en un magno proyecto constructivo centrado en una sola matriz: la categoría de Límite.

 

En él intenta reconstruir la idea de sujeto, de hombre y de mundo que han entrado en crisis de forma clara con la Modernidad. Pero ¿en qué consiste esto a lo que concede tal potencia explicativa, en qué consiste el Límite?

 

El lector interesado podrá indagarlo en la reciente publicación en dos volúmenes, unas tres mil páginas, titulada Creaciones filosóficas (Círculo de Lectores, 2009). Sabedor del cáncer con el que estaba peleando, preparó aquí una selección de lo mas significativo de su pensamiento, donde vemos que, entre otras, aparecen Lo bello y lo siniestro (1981), Los límites del mundo (1985),  La edad del espíritu (1994) o La razón fronteriza (1999). Pero no se trata de una reedición parcial apresurada sino de una reexposición ordenada y arquitectónica de su pensamiento, una vez que como artista de la razón (Trías creía que la filosofía pertenece al género creativo, como la literatura y el arte, ocupada eso sí, en la Realidad y en la Verdad) estima haber dado término a los golpes de cincel conceptuales de la obra en la que se había aventurado.

 

La idea de Límite siempre latente y directamente presente en sus ultimísimas obras: El canto de las sirenas (2007), La imaginación sonora (2010) y Forma y tiempos de la música (2012), libros con éxito de ventas (cuesta creerlo, dada  la densidad de saber, de matices y de claves culturales con los que escribe), donde ordena histórica y conceptualmente las composiciones de los mas importantes genios musicales de los últimos quinientos años (desde Monteverdi y Bach hasta Iannis Xenakis) al tiempo que le sirve para sentir y tratar de entender esos trozos de belleza que le ponen ante la situación fronteriza en que vive el hombre, en el Límite, ni un animal que vive totalmente dentro de su ecosistema, desconociendo su límite, ni un mítico ángel que estaría también sin límite, porque se hallaría mas allá de él.

 

Lo que Platón es a las Ideas, Aristóteles a la Sustancia, Plotino al Uno, San Agustín a la Iluminación, Santo Tomás a la Teología, Descartes al Ego cogito, Spinoza al Deus sive Natura, Kant al Ego trascendental, Hegel al Espíritu, Marx a los Modos de producción, Schopenhauer a la Voluntad, Nietzsche al Superhombre, Husserl al Fenómeno, Wittgenstein al Lenguaje, Foucault al Poder/Saber o Gustavo Bueno al Materialismo filosófico… Eugenio Trías lo es al Límite. El Límite es la misma condición humana, «carne del límite», impelida a buscar: inteligencia y pasión. No es ya el lugar mas allá del cual nos está prohibido pasar, como si fuera un noúmeno kantiano, sino el espacio fronterizo donde habitualmente hemos de movernos, el camino donde confluyen la razón (científica) y el poder simbólico, éste manifestado secularmente a través de la religión y que ahora toca que se manifieste como espiritualidad. La crisis de la modernidad tiene que ver con esta falta de espiritualidad.

 

 

Pero la preocupación por el Límite no es algo de ahora, nació ya con la primera filosofía. El Apeiron (lo Indeterminado) de Anaximandro y el Aire de Anaxímenes introdujeron la tensión entre el acá y el allá, y Pitágoras lo concibió como un animal de Fuego en la última de las esferas, moviendo el mundo ordenado por los números y a ritmos de música, animal celeste inmanente al mundo pero que debía respirar «fuera» del mundo. Todo esto llegó a las manos de Platón y pasó lo que pasó… Eugenio Trías quiso seguir esta antiquísima estela de sensibilidad y pensamiento, entre el rigor geométrico y la pasión sinfónica, sabedor de que la filosofía primera, o metafísica, ha dejado de estar de moda en la Modernidad, en crisis. Y murió un día después de que lo hiciera uno de sus maestros de juventud, el filósofo Leonardo Polo.

 

 SSC

21 de febrero de 2013

 

Publicado en: «Réquiem por Eugenio Trías». La Nueva España, Suplemento Cultura nº 997, pág. 7,  Oviedo, jueves,  21 de febrero de 2013.