La cara oculta de Kant

Soledad García Ferrer bucea en las profundidades de Kant y consigue rescatar aspectos de su sistema que permanecían en la sombra.

 

Imaginación y Felicidad en Kant

Soledad García Ferrer

Eikasia Ediciones, Oviedo, 2022, 234 páginas

 

¿Cómo es posible la felicidad a priori?

Soledad García Ferrer

Eikasia Ediciones, Oviedo, 2023

 

Soledad García Ferrer, licenciada en Filosofía y en Filología alemana, doctora en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid, se atrevió en su tesis doctoral, bajo la batuta de Juan Manuel Navarro Cordón, acometer el estudio de aspectos considerados «secundarios» en la filosofía de Kant. La sorpresa nos llega al advertir, tras sus conclusiones, que esos pensamientos subsidiarios no son tales, sino que en realidad son fundamentales en el momento de aspirar a cerrar bien el sistema de ideas que Kant se propuso componer. Cuestión que es de la máxima importancia, pues estamos ante el autor de las tres «Críticas» —de la razón especulativa, de la práctica y de la estética— y que su pasión doctrinal pasaba por construir un sistema, y, en caso de no conseguirlo, el objetivo de filosofar resultaría fallido.

Los dos libros de García Ferrer responden a una misma cuestión: ¿qué lugar ocupa la idea de  «felicidad» en el autor del imperativo categórico? En este punto, hemos de recordar que Kant había destronado a la felicidad con su principio del «deber». Ahora bien, si se analizan con todo detalle los armónicos (de la felicidad) que introduce Kant en esta melodía general (del deber), su música acaba resonando desde acordes desconocidos (o perdidos). En parte, porque Kant no habría llegado a tener el tiempo de precisar estas ideas y de ajustarlas bien en su sistema. De ahí que sea necesario releer a Kant y llevar a primer plano escritos secundarios, para conseguir un ensamblaje aún más sistemático de lo que ya sabíamos.

Los dos libros se leen como dos movimientos de una misma partitura. El primero – Imaginación y Felicidad en Kant– bucea filológicamente en la lengua alemana, la del siglo XVIII que Kant utilizaba. Y ensaya recomponer el significado que realmente le daba el de Königsberg, por el método de entrecruzar los diferentes usos terminológicos. De este modo, lo que aparece es que no todo queda tan perfectamente claro como se presumía. La idea de «felicidad» va unida en Kant a una serie de conceptos que hay que detallar y aclarar mejor. Y junto a ello, ha de retomarse el alcance que la «imaginación» lleva a cabo en la compleja articulación kantiana del pensamiento humano.

El segundo libro —¿Cómo es posible la felicidad a priori?— nos presenta una traducción (en versión bilingüe) de un texto de pocas páginas que pasa a tener una importancia central en el problema de la felicidad, texto que Kant escribe como reflexiones laterales (apuntes), pero que nos ofrecen detalles reveladores. Pero hay que determinar si estas recuperadas matizaciones kantianas son real y definitivamente mantenidas dentro de su sistema. De ahí que la actual presidenta de la Sociedad Asturiana de Filosofía haya procedido a un estudio sistemático y cruzado de los textos en torno a la felicidad y la imaginación, en el entramado del resto de ideas fundamentales. De manera que mediante este contraste —y gracias al fino análisis cuyas conclusiones se habían aposentado en el primer libro— se pueda aclarar que la felicidad tiene un estatuto inesperado: ser estructura apriórica. Y, por tanto, trascendental a todos los seres humanos.

El giro copernicano que Kant habría establecido en su ética del deber (deontologista), frente a la ética de la felicidad (eudemonista: aristotélica, epicúrea y estoica), no se pone en duda, pues esta inversión es efectiva, pero la felicidad no queda postergada sino recompuesta. Es verdad que la felicidad experimentada (a posteriori) no reúne las suficientes condiciones para ser la guía última de la conducta humana (ni siquiera identificando felicidad y virtud), porque se trata de una felicidad expuesta al azar (fatum y fortuna), además de ser socialmente dispar y contradictoria incluso en el interior de cada sujeto individual. Ahora bien, y esto es lo novedoso, una vez que la felicidad (empírica) es expulsada de esta función directriz central, y teniendo en cuenta que nadie en su juicio pasa por ello a no desear una vida hedónica (tampoco Kant), resulta que la «felicidad», ahora a priori (la que puede posibilitar que se dé en la experiencia), sí es una guía superior e integral de toda conducta humana, siempre que arquitectónicamente se integre bien con el a priori de la moralidad (el deber) y con el resto de estructuras trascendentales de un ser humano, que ya no es solo un sujeto individual sino un ciudadano del mundo implicado en dar coherencia a todos los planos en los que vive. Asistimos, así, a la integración del sujeto epistemológico y moral con el sujeto político. La felicidad a priori, como ideal de la humanidad («felicidad pública»), pasaría a ser fundamento de una futura sociedad de naciones articulada bajo principios más racionales y de progreso.

Tras la contemporaneidad  apadrinada por Hegel y por Marx, ¿se hace preciso recuperar mayor trasfondo histórico porque nuestro periodo histórico presente está mudando ya en otro nuevo? Y en concreto: ¿puede Kant servirnos de ayuda?

 

«La cara oculta de Kant», Cultura, Suplemento de La Nueva España, nº 1451, jueves 23 de noviembre de 2023, página 6.

 [Sobre Imaginación y felicidad en Kant y sobre ¿Cómo es posible la felicidad a priori? de Soledad García Ferrer, Eikasia, 2022 y 2023, 234 y 142 páginas respectivamente]

En La Nueva España

https://www.lne.es/cultura/2023/11/24/cara-oculta-kant-94973694.html