Heidegger al descubierto

 

“Ser y Tiempo” es un libro reputado de enigmático, no tanto para Pérez Herranz que consigue desvelarlo.

 

Tiempo soñado sobre Ser y Tiempo

Fernando Miguel Pérez Herranz

Brumaria, 188 páginas, 2022

 

Un esfuerzo titánico se lleva a cabo a finales del siglo XIX y en las primeras décadas del XX. La tradición filosófica milenaria se resquebraja y ha de ser sustituida con un nuevo enfoque. Nietzsche (1844-1900), con su Súperhombre, se ha empeñado en ir metafísicamente “más allá del bien y del mal”, con el fin de rectificar la mirada antropológica socrática. ¿Qué significa esto?

Martin Heidegger (1889-1976), tras estos pasos nietzscheanos, ve que la impugnación ha de ser aún más radical y que conlleva transformar la mismísima concepción sobre el “ser”. La visión de la realidad ha de cambiar, el encaje de los entes (particulares) en el Ser (concepción general) no es la que nos han representado Platón, Aristóteles, Descartes, Kant y Hegel. Fue viable mientras el mundo como ente permanecía estable, pero ya no en el presente. El diagnóstico heideggeriano es que hay un error desde el origen, una ocultación que ahora toca desvelar. Y hay un ente (el ser humano) en cuyas estructuras ontológicas se halla la verdad del ser, de lo que la realidad es, que puede ocultarse o manifestarse. A esa tarea se entrega “Ser y tiempo”.

Con la publicación de “Ser y tiempo” en 1927 se produce una revolución en las concepciones habituales metafísicas, libro que el autor dedica a Edmund Husserl, su maestro, una dedicatoria justa pues las ideas esenciales las ha aprendido de él. Menos justo será que el fundador de la fenomenología sea expulsado de la universidad por ser judío y que su discípulo sea cómplice. ¿Queda salpicado por la “banalidad del mal” de la que habló la amante (judía) de Heidegger, Hannah Arendt? Sabemos que Hannah no llegó a repudiar a Martin. ¿No les parece que procurar entender este nudo de relaciones es clave de muchas cosas?

Es verdad que, al lado de Heidegger, similar función histórica ejercen filósofos como Husserl (con su propio camino fenomenológico) o Wittgenstein… El caso es que centenas de filósofos y de cátedras universitarias se vuelven heideggerianas. Y fuera de la academia, literatos y artistas se inspiran en su pensamiento. Además, entre quienes le estudian, se abren dos frentes, los que no le perdonan su ambigüedad y tibieza ante la barbarie nazi y quienes llegan a comprenderle, porque, aunque acogida esta ideología favorablemente en 1933, se habría retractado de ella, cuando vio que Hitler no venía a reorientar Occidente, sino a aplicar una visión biologicista que no compartía.

Un problema subsiste, nuestro nuevo fenomenólogo se convierte en el paradigma del lenguaje filosófico más oscuro, con terminología abstrusa, sutilezas evanescentes y conceptos que se retuercen sobre sí mismos y que el propio autor cambia y matiza a menudo. Pero son las exigencias del guion y no capricho (en principio). Así que la labor de sus seguidores ha consistido en explicar lo que realmente quiere decir. Para no alejarse de este propósito, la vía es reproducir sus filosofemas literalmente (a ser posible en alemán), como es notoriamente obligado con esa nueva acuñación terminológica difícil de traducir. Y por este camino, es fácil abundar en la misma oscuridad de partida, eso sí, bajo apariencia de claridad, pues la reproducción memorística (no la comprensión lúcida) pasa a primer plano.

Y es aquí donde el estudio de Fernando Miguel Pérez Herranz que hoy reseñamos adquiere todo su protagonismo. ¿Cómo ha conseguido esclarecer en menos de doscientas páginas un pensamiento tan difícil y, además, de forma amena?

Nuestro autor se ha propuesto explicar “Ser y tiempo” sin acudir apenas a las paráfrasis de su jerga y evitando las viscosidades ideológicas consabidas. En un ambiente novelado y con trama dialogada, a través de siete días de clase (ocurridos en siete sueños de Fernando Miguel), explica a los 34 participantes de un seminario filosófico el pensamiento de Heidegger, su contexto histórico y su honda propuesta ontológica. ¿Cuáles son las claves del Dasein (Ser-ahí: Da-sein), o sea, el Ser del ser humano redefinido por el alemán?

Sin duda que hay que caracterizar los “existenciarios” heideggerianos, pero no sólo, porque la claridad final se obtendrá cuando se consiga encajarlos bien entre sí. Los asistentes al seminario van engarzando, mientras despejan sus dudas,  el ser-en-el-mundo, el ser-con, el estar-aherrojado, el ser-para-la-muerte y la necesidad de cura… La luz sobre este conjunto a integrar —de lo que peligra ser un fárrago de palabras— nos la facilita Pérez Herranz al hablarnos de las dos bifurcaciones fundamentales del texto. La primera pasa por entender bien a qué llama el alemán “existencia auténtica” frente a “existencia inauténtica”. Y la segunda bifurcación tiene que ver con la “temporalidad” y lo histórico, que envuelve, apoyándose en  la sangre y el suelo compartido, destinos comunes: en “comunidad”, pero no “sociales”, pues el liberalismo y el comunismo se rechazan por inauténticos.

Cuando este engranaje queda ya aclarado, el séptimo sueño se reserva para exponer la crítica a la insuficiencia del sistema heideggeriano desde el sistema filosófico del autor de “Ambiguus Proteus” y de su reciente “Tiempo soñado sobre ´Ser y tiempo`”.

Al lector se le ofrece así la posibilidad de entender la obra de Heidegger, atisbar su funcionalidad histórica y constatar sus flancos más débiles.

  

Silverio Sánchez Corredera 

«Heidegger al descubierto», Cultura, Suplemento de La Nueva España, nº 1428, jueves 6 de abril de 2023, página 6.

 [Sobre Tiempo soñado sobre ´Ser y Tiempo`, de Fernando Miguel Pérez Herranz, Brumaria, 2022, 188 páginas]

En La Nueva España

https://www.lne.es/cultura/2023/04/07/heidegger-descubierto-85671569.html