El tiempo filosófico de Afrodita

 

Román García repasa con mirada didáctica y espíritu sistemático el amplio periplo de la filosofía Antigua, en cuatro tomos. Este es el tercero.

 

 

El asesinato de Afrodita Pandemos. Una introducción al helenismo y al fin de la filosofía. Las escuelas socráticas.

Román García Fernández

Editorial Eikasia, Oviedo, 2018, 307 páginas.

 

Primero fue el tiempo de Hera, fiel esposa de Zeus, luego de Atenea, sabia entre los dioses, y finalmente de Afrodita, diosa del Amor. Pero hay dos Afroditas, una hija del cuerpo y otra del espíritu: Afrodita Pandemos, hija de Zeus y Dione, y Afrodita Urania, surgida del semen de Urano al caer en el mar.

Estas son las claves simbólicas con las que interpreta Román García su ambiciosa reconstrucción de la filosofía Antigua. Los presocráticos quedan simbolizados por Hera (El nacimiento de Hera, 2012). La filosofía clásica griega bajo el amparo de Atenea (El triunfo de Atenea, 2013). Y el helenismo, ese periodo tan dilatado, se acoge primero al calor de Afrodita Pandemos y después bajo la advocación de Afrodita Urania.

En el origen tenemos, protegida por la poderosa Hera, la filosofía naciente que destronaría una etapa anterior de mitos; sobre esta base, madura luego, bajo el sabio imperio de Atenea, la filosofía articulada como razón, y finalmente abocamos a la muerte de la filosofía greco-romana, asesinada por el nuevo orden triunfante: la “filosofía” y religión cristianas. El acta de defunción tiene fecha, se produce en el 529 cuando Justiniano prohíbe la enseñanza a las escuelas paganas. El Codex Iustinianus asesina simbólicamente a estas diosas del Amor porque lleva realmente a la clausura de la Academia y del resto de escuelas filosóficas, al tiempo que protege a la nueva filosofía teológica, cuyo fundamento no es ya la razón socrática sino el dogma y la autoridad de la institución eclesiástica cristiana.

Esta penúltima entrega, El asesinato de Afrodita Pandemos, recién aparecida, se ocupa de repasar las escuelas socráticas menores que perviven paralelas a Platón y Aristóteles y a lo largo de los ocho amplios siglos de Helenismo. Los cínicos, los cirenaicos y los megáricos son, así pues, el objeto central de este tercer tomo. El resto de las escuelas y autores del helenismo los veremos en el tomo final.

El presente libro abre, así pues, un capítulo que se enhebra con los anteriores y preludia ya el último. Junto a los dos grandes sistemas de pensamiento de la Antigüedad, el de la Academia y el del Liceo, aparecen múltiples variantes filosóficas que ponen el foco de atención en objetivos diversos. Si de lo que se trata es de armarse filosóficamente para resistir el orden establecido, porque se estime antinatural, se hará uno seguramente cínico. Si lo que se persigue es la felicidad a través de una vida placentera, basada en sensaciones presentes y no en postergaciones envueltas en teorías, se alistará uno en las filas de los cirenaicos. Si lo que se quiere es sacar el máximo partido a la retórica, para imponerse en las disputas de poder, entonces será mejor seguir a la secta de los megáricos. Pero esta gran simplificación un tanto caricatura que me atrevo a trenzar, empujado por la síntesis, contiene muchos otros detalles y vericuetos filosóficos.  Son los que recorre el expresidente de la Sociedad Asturiana de Filosofía a lo largo de estas nuevas trescientas páginas.

Hay libros que se escriben de un tirón (un par de años basta, de ordinario) y para ser leídos como una historia sucesiva, con eventos integrados en una narración unificada (novela o ensayo). Pero hay otros libros, como es el caso de este tercer tomo (y del conjunto de esta Historia de la Filosofía Antigua), que aspiran a exponer y clasificar y sistematizar contenidos muy diversos, que desbordan continuamente el ideal de narración unificada, porque congregan temas pensados para ser consultados, porque articulan tablas de datos, porque se mueven entre distintos niveles de discursos: el desarrollo de la trama principal, el enmarque de los contextos, los comentarios sobre fuentes y sobre otros enfoques enfrentados, la cita de textos de otros autores como expositor de las innumerables figuras que se quieren convocar en un complejo despliegue. Estamos, de este modo, ante un libro que puede leerse consecutivamente, siempre se puede, pero cuya mayor virtualidad (una vez leído) es la de servir de material didáctico de consulta de un aluvión de datos bastante heterogéneos. Es un libro de reelaboración de lo ya sabido y en parte de reinterpretación original, pero sobre todo está trenzado para utilidad didáctica, lo que no extraña viniendo de un profesor que ha dedicado décadas de indagación a esta temática en paralelo con su labor docente. Cabe en él alguna mejora, que el lector puede realizar: pulir algunas deficiencias ortotipográficas, y ajustar así su aderezo.

La segunda gran virtud de este libro, al lado de su utilidad didáctica, es seguramente la de estar henchido de anécdotas e ideas sabrosas que resultan de ese sistemático recorrido a través de los aproximadamente cuarenta filósofos de la Antigüedad pertenecientes a estas tres escuelas socráticas hoy más o menos olvidadas. Vemos, por ejemplo, a Teodoro, el cirenaico, increpar a Hiparquía, la cínica, por abandonar las labores propias de su sexo, y cómo ella sin complejos le responde: “¿Crees que he hecho mal en consagrar al estudio el tiempo que, por mi sexo, debería haber perdido como tejedora?”. Llegamos a pensar, entonces, si el “feminismo” no será más antiguo de lo que creíamos.

Mantener bien timbrada una “sagaz visión de conjunto” (sentido racional, entre los más excelsos) requiere el esfuerzo de una gimnasia, la filosofía. Este libro viene a unirse a esa empresa.

 

Silverio Sánchez Corredera

 

Publicado en:

Cultura. Suplemento de La Nueva España, nº 1231, jueves, 27 de septiembre de 2018, págs. 6-7.

[Artículo reseña sobre El asesinato de Afrodita Pandemos. Una introducción al helenismo y al fin de la filosofía. Las escuelas socráticas, de Román García Fernández, Editorial Eikasía, Oviedo, 2018, 307 páginas].

En LNE, 6 de septiembre de 2018:

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