Mundus

 

Mundus (novela, mayo de 2017)

Reseña de conocidos, por correo, 1

 

Reproduzco aquí las impresiones de un amigo con el que me comuniqué por correo. Omito los apellidos para preservar el anonimato.

 

Ignacio P  (Madrid, 27/02/2018)

 

Querido Silverio:

 

Hace días que terminé de leer tu libro y que quiero ponerme a transmitirte mis impresiones sobre él,  pero por distintas circunstancias que se van concatenando no he tenido un momento de tranquilidad para escribirte.

 

Empiezo por el cómo lo he leído; para mí está cada vez más claro eso de que la forma es parte indisoluble del fondo, de que el qué y el cómo son inseparables, lo mismo, si lo he entendido bien en tu libro, que la relación entre la ética y la estética, o lo que creo recordar no sé si con acierto de la metafísica clásica (en Preu nos dio clase de filosofía R. P. que era un crack) algo así como la materia prima y la forma sustancial.

 

Todo esto para decirte que es el primer libro que tengo en dos versiones, ebook y papel. ¿Y eso por qué te preguntarás? Tengo por costumbre leer los libros en distinto formato dependiendo de lo que pienso que es su contenido; normalmente los incluidos en el término genérico de  novelas con calidad literaria pero en las que normalmente no necesito la relectura de alguna parte las leo en ebook;  por el contrario los libros más clasificables en la categoría de ensayos, bien sea historia, filosofía o economía, siempre me los leo en papel. En el caso de Mundus, empecé a leerlo en ebook pero me fui dando cuenta de que me resultaba imprescindible volver sobre algunos diálogos o reflexiones y por eso recurrí también al papel. Visto en perspectiva es ya un primer indicio o una señal de que Mundus me ha resultado una obra original y tremendamente atractiva y enriquecedora.

 

Por lo que se refiere a la parte que yo llamo novelística me ha resultado fácil de leer, interesante y que mantiene la atención y el suspense de manera bastante continuada lo que me parece un acierto indudable. Como únicos aspectos que han chirriado un poco te señalaría que me resulta fuera de lugar para una historia futurista (en el mejor sentido de la expresión) que se mantengan ciertos localismos para mí innecesarios (debe ser una manía mía desde joven porque me viene a la memoria la anécdota que me contabas cuando íbamos en el tren unas vacaciones); en esa historia que se cuenta me sobran unas localizaciones geográficas tan detalladas que no se hacen cuando se habla de otros lugares tanto o más importantes que nuestra querida Astur. En segundo lugar, en este apartado has introducido algunas palabras o términos que yo encuentro demasiado rebuscados y que no facilitan la lectura (bien es cierto que estos casos son contados). En lo que se refiere a la trama novelística me ha parecido muy acertado el final porque tenía miedo llegar a un final decepcionante para mí porque fuera muy evidente el triunfo de los “buenos”; el final más abierto me ha parecido un acierto.

 

En lo que yo llamo la parte más filosófica tengo que decirte que me he quedado con ganas de profundizar más. Está claro que el libro no es una tratado de filosofía y que por tanto no es posible desarrollar demasiado los temas so pena de caer en el aburrimiento o en la dificultad para seguir la trama, pero confieso que me he quedado un poco sediento; me han parecido especialmente brillantes las ideas sobre la ética y la estética, y la discusión entre Yobrek y Bárbara sobre la cuestión religiosa. Como te decía me he quedado con ganas de un mayor desarrollo pero es evidente que las características de Mundus no permitiría profundizar en algunas ideas o planteamientos que a mí me han parecido especialmente interesantes.

 

Bueno, amigo, ahí te dejo mis primeras impresiones sobre tu libro que como ya te he dicho me ha resultado muy interesante y con momentos especialmente brillantes; espero que en algún momento podamos hablar personalmente sobre él.

 

Un abrazo fuerte

Ignacio

 

[Respuesta a la anterior:]

 

Querido Ignacio:

 

Qué maravillosa lectura has hecho de la novela. Mundus se siente muy honrado de tenerte como lector.
Claro, si al escribir supiera que el lector medio ibas a ser tú, por supuesto que me hubiera gustado profundizar más en esos dos temas estrella, ética/estética y el problema de la religión. Pero tú eres un lector muy superior, en la franja de lo excelente. Ya estoy deseando coincidir en una quedada o en algún cruce de caminos para seguir profundizando en esos temas y para oír tu posición al respecto.


La correlación "estética/ética" con "materia prima/forma sustancial" es muy interesante y daría mucho juego y hasta tengo que decirte que te recojo ese apunte que quizá integre y desarrolle, por lo que me sugiere, en lo que estoy haciendo en el presente...


Sobre algunas palabras rebuscadas. Tengo una especie de diccionario personal con vocablos que me gustan y que los retomo cuando creo que encajan. Me parece que una de las obligaciones de la literatura es revitalizar el lenguaje en lo posible, cuidando que no deje de cumplir su función, que es comunicar con claridad y frescura y ritmo adecuado. Recuerdo haber leído algunos autores que me obligaban a consultar a menudo el diccionario y entonces pensaba que tiene que haber un equilibrio entre el uso de rarezas lingüísticas y su frecuencia o abundancia. En todo caso, esto es algo que me han dicho más lectores. Vigilaré esto y lo ponderaré: solo cuando me parezca realmente enriquecedor o, en todo caso, en contadas ocasiones, para no perder legibilidad.

Aunque no hago ascos en el futuro a algo un tanto experimental, al reto de escribir no tan sometido a la inmediata claridad de la frase y el párrafo para buscar el sentido en la arquitectura global y en un proceso de acumulación. Pero antes tendré que mejorar mucho el escribir con claridad.

Respecto de que Astur aparezca como un centro de operaciones demasiado..., ¿"personal"?, me has hecho entrar en dudas. Preguntaré a más gente. Mi mujer piensa como tú. Pero ¿qué pensará alguien que no conozca, o poco, Asturias? Quizá el problema esté en que haya podido quedar descompensado el conjunto de localizaciones de este centro de operaciones geográfico y el resto de lugares.
En todo caso, estaba en mi intención hacer un pequeño homenaje a la tierra...
Me gusta, no obstante, oír todo este tipo de apreciaciones.

Gracias, Ignacio,  no solo por tu lectura, sino también por esta recensión matizada, inteligente y comprometida que me has hecho. Ya quisieran la mayor parte de las críticas literarias de periódicos y revistas especializadas alcanzar esta finura de análisis.


Un abrazo
Silverio

 

[Y en el cruce de correos con Ignacio, esto que sigue le comentaba sobre Mundus:]

 

Mundus es mi primera novela y la he estado construyendo durante varios años. Yo estoy seguro de lo que he hecho ahí. Y en mi fuero interno le doy gran valor, ¿por qué habría de esgrimir una falsa humildad? Puedo equivocarme, qué duda cabe. Y seguramente me equivocaré en muchas apreciaciones, demasiado apegadas a mi ego. Pero siento esa seguridad de la que te hablo. La idea central se me impuso, como una fulminación. Después, en los años en que iba madurando la idea (mientras que mi escritura se dedicaba al ensayo solamente… el tiempo, entonces, no me daba para más, pues viví mi paternidad de manera comprometida…), en algunas de mis clases pensaba que aquello que quería transmitir sería mejor asimilado si pudiera desarrollarlo dramática y novelísticamente. E iba fantaseando escenas…

El caso es que un buen año ya no podía contener aquella necesidad de narrar esas ideas queridas, a través de personajes emblemáticos y de un escenario futurista, desde donde mirar cómodamente nuestro presente. Y me puse a ello, con la clara conciencia de que, aunque me había defendido en el ensayo sin tener que avergonzarme demasiado, tal vez a pesar del deseo (y a pesar de “escribir” desde los quince años) yo no fuera capaz de moverme en la ficción y en la creación poética. Pero fui viendo que sí, que el lenguaje fluía y que el estilo que iba apareciendo conseguía canalizar las ideas y que lo hacía si no de una forma excelente o bella, sí, cuando menos, con alguna gracia, suficiente para que no mereciera la hoguera.

Sean cuales sean sus valores, creo que el resultado global de la novela se salva bien y que existe un colectivo de lectores potenciales (de momento imaginarios, salvo una decena que ya me han dado sus impresiones) a los que les puede gustar. ¡Ah!, el sentido del gusto, qué dispar, rico y controvertido es.

Fuera como fuere, yo no puedo dejar de escribir. Sigo en ello y seguiré. Además de encargos que siempre tengo […], ahora estoy escribiendo Me llamo Emma. Emma es mi nieta de 19 meses, vive en Singapur, con mi hija y mi yerno. El caso es que Emma me dijo que tenía que escribir por ella, en su nombre, porque los adultos se equivocan mucho sobre lo que son, sienten y “piensan” los bebés y que le apetecía contarlo. Yo no pude negarme y estoy en ello, metiéndome en su piel. Para ello me ayudan algo las lecturas de Piaget, de Kohberg, Winnicott…, y de autores fenomenólogos en los que ahora estoy profundizando, pero sobre todo me ayudan mis experiencia directas con ella y las decenas de vídeos en los que me recreo, gracias al esfuerzo que hago para poder situarme en ese lugar donde los niveles estéticos de las personas se comunican menos difícilmente.

[…]

Soy de los que creo que de los siete pecados capitales, la soberbia es el peor, con mucho, porque te separa del resto de seres humanos. Pero el orgullo de algunas cosas hechas o de tener bellos amigos nada tiene que ver con la soberbia, en eso estoy. La vanidad también es otro ladino vicio, y eso afecta al género humano como la lluvia cuando llueve, es difícil librarse. Pero creo que en el caso de la vanidad, lo que se nos pide es que de cuando en cuando uno se seque, para evitar el moho. Me precio de jugar al tenis, pero toda mi vanidad desaparece al ver a Rafa Nadal.

Un gran abrazo, esperando que poco a poco tengamos un poco de tiempo para cultivar esta amistad naciente.

 

Silverio