NOVELAS

 

MUNDUS

 

Edita SSC, Gijón, mayo de 2017

 

En la novela Mundusel hambre y la enfermedad física no serán ya un problema, en 2446, sin embargo, los desequilibrios psí­quicos se extienden como una nueva insidiosa plaga. Nuevas relaciones de poder pugnan por reconducir el orden social. La civilización co­nocida se halla en una difícil encrucijada.

 

En Mundus el autor se ha propuesto avanzar cuatrocientos años con el fin de poder contemplarnos con suficiente distancia.

 

¿No entendemos ahora lo que pasaba en la época de Cervantes o Shakespeare, mejor que ellos a sí mismos?

 

¿Y no vemos cómo parte fundamental de lo que entonces se sembró florece, para bien y para mal, ahora?

 

Mundus se aúpa en las alas de la ficción. El recreo estético se despliega fluidamente. La intriga narrativa y los momentos de suspense a lo largo de toda la historia son frecuentes. Y la trama se construye desde la acción, una acción en parte policial, en parte distopía y en parte ciencia ficción.

 

Mundus es también una novela filosófica. Por esa razón, existe un andamiaje que nos lleva a una reflexión de fondo en todo su hilo narrativo. En algunas escenas concretas esta reflexión aparece en primer plano, con el fin de conmover el espíritu del lector en sus emociones pero también para que tome partido racional y crítico.

 

Por ello, en la trama de Mundus se ha propuesto establecer una tensión entre un futuro probable y lo que nuestra civilización presente estaría ya proyectando. De este modo, se abre la ocasión de reflexionar sobre las consistencias/inconsistencias de la civilización en la que nos hallamos: ¿en la senda de un prometedor progreso?, ¿o quizá al contrario?

 

Por ello, la perspectiva desde la que se ha escrito Mundus, perspectiva implícita mucho más explícita, es la siguiente:

 

Pretendemos haber encarrilado nuestro progreso en la libertad, la igualdad y la fraternidad, ¿seguro? Y, en todo caso, ¿no debemos plantearnos de qué libertad-igualdad-fraternidad hablamos? Los personajes de Mundus se encuentran, precisamente, con la imperiosidad de contornear bien estas ideas prácticas.

 

 

 

Asistiremos a dos modelos confrontados: el representado por Edmundus Delmundo y sus dos nietos, Silvia y Yóbrek, y el que trata de imponer Adolph. Repensar el ideal global de civilización, en el que luchan protagonistas y antagonista, conlleva reflexionar sobre ciertos hilos conductores de la vida personal y social:

 

-¿No es preciso reordenar la religión dentro de la cultura?

 

-¿No es necesario que la sexualidad, como pulsión elemental, entre en equilibrio con el resto de estratos de la persona?

 

-La dimensión estética y la ética, los dos polos que regulan la vida, ¿no han de encontrar su equilibrio recíproco?

 

-Las exigencias políticas y los valores ético-morales (sin olvidar los conflictos entre lo ético y lo moral), ¿no han de ser calibrados adecuadamente en una sociedad que siga aspirando a la justicia?

 

-¿No es preciso seguir buscando denodadamente el modelo idóneo de educación: racional y emancipadora?

 

-¿El equilibrio personal no ha de ser una tarea elemental en cualquier proyecto de vida? Y para ello:

 

* ¿No hemos de tomar conciencia de que existen comportamientos autodestructores? ¿y de que una de nuestras principales exigencias es cómo prevenirse ante ellos?

 

* ¿No debemos prever las patologías más maléficas que nos acucian?, ¿y no debemos saber cómo encararlas?

 

* ¿Los valores no son plurales y diversos? ¿Y, no obstante, no es verdad que los valores existen? Y, entonces: ¿no es preciso mantener despierta y lúcida una actitud crítica y autocrítica para contornear bien las divisorias entre el bien y el mal, y para no caer ni en el nihilismo ni en el confusionismo relativista?

 

* ¿No es verdad que en la historia se han cometido grandes errores? ¿No es necesario huir como de la peste de algunos de ellos: de la búsqueda del tirano “liberador” o de la renuncia al gobierno racional de sí mismo?

 

RELATOS

 

ME LLAMO EMMA. SOY UN BEBÉ

 

Caligrama Editorial, Sevilla, diciembre de 2018

 

En Me llamo Emma. Soy un bebées su nieta quien toma la palabra, cuando Emma empieza a comunicarse con su abuelo y, a través de esta unión de almas, puede contar las experiencias de sus primeros veinte meses de vida.

 

Me llamo Emma. Soy un bebé  es un relato que explora las vivencias de una niña desde que nace hasta que cumple veinte meses. Cuando aún no sabe pensar ni hablar, se mueve como pez en el agua entre los sentidos que el mundo contiene. El bebé nace sin «yo» y tiene que construirlo. Y ha de descubrir a su madre, a su padre y todo lo demás.

La historia nos guía hasta que Emma empieza a manejarse con cierta soltura en nuestra lengua. Antes de aprenderla, ella tiene su propio lenguaje, el mismo que hemos hablado todos al nacer, el que la especie humana hereda al llegar al mundo.

 

Es Emma misma quien nos cuenta en primera persona sus vivencias. La labor del autor de este libro es hacer, así pues, de traductor.

 

 

YO, MÍ, ME, CONMIGO. CUATRO RELATOS SOBRE EL EGO

 

Círculo Rojo Editorial, Almería, noviembre de 2019

En Yo, mí, me, conmigo. Cuatro rela­tos sobre el ego nos en­contramos ante personajes distantes, pero que confluyen en un mismo precipicio, porque las ambiciones y el arte del engaño tejen una mis­ma trama

¿Quién no cree conocerse bien a sí mismo? Los cuatro relatos sobre el ego se abisman en los mecanismos de autoengaño de todo sujeto.

He aquí ejemplos concretos. Un concejal de provincias recién divorciado y con ambiciones. Una pareja feliz, alérgica a quedar prisionera de las obligaciones serviles de la vida. Un padre de familia que no está dispuesto a renunciar a su libertad. Un marido nada celoso, pero que quiere entender la infidelidad de su esposa.

Yo, mí, me, conmigo. Cuatro relatos sobre el ego proyecta luz sobre los deseos elementales de la naturaleza humana hasta encontrar su punto ciego.

 

Los cuatro relatos confluyen en una historia única, donde los diminutos vicios humanos alcanzan a integrarse, por la gracia de la civilización moderna, en un desenlace apocalíptico. Por suerte, también existen heroínas y héroes, los verdaderos, los anónimos, y gracias a ellos, quizá, la humanidad pueda seguir subsistiendo.