Lindos, tornadizos y tornalindos

 

 

 

Fernando Miguel Pérez Herranz, heterodoxo confeso del materialismo filosófico, plantea una novedosa lectura extensional e intensional sobre la filosofía hispana.

 

 

 

Lindos y tornadizos. El pensamiento filosófico hispano (siglos XV-XVII)

 

Fernando Miguel Pérez Herranz

 

Editorial Verbum, Madrid, 2016, 471 páginas.

 

 

 

Leer Lindos y tornadizos no equivale a leer un libro, ya que hay múltiples libros en él. Y es preciso maravillarse de que esté dotado de una íntima unidad sobresaliente. Poder leerlo en su integridad es un auténtico regalo para la inteligencia, aunque cabe ser leído por capítulos a voluntad, tal es la calidad de sus partes. Quien esté interesado en la filosofía que hay en la literatura, por ejemplo, en La Celestina o el Quijote, o en autores como Fray Luis de León o Gracián o Calderón; quien quiera tener síntesis espléndidas de filósofos españoles conocidos como Vives, Vitoria, Suárez… o más desconocidos, como Alonso de Cartagena (1384-1456), Alfonso de Madrigal (1401-1455), Alfonso de la Torre (1410-1460), León Hebreo (1460-1521), Andrés Laguna (1499-1559)…, quien valore una historia sintético crítica sobre el milenario pueblo judío, quien prefiera perfilar su “historia de España” crítica, desde los visigodos, los árabes, los cristianos medievales y el Renacimiento y el Barroco español… dispone de capítulos con perfil propio. ¡Laureado con el “Premio Juan Andrés de Ensayo e Investigación en Ciencias Humanas”!, ¿cómo podía no serlo?

 

Doy por seguro que Pérez Herranz no quiso hacer una enciclopedia, aunque sin duda fue consciente de su esfuerzo enciclopédico. Quiso encuadrar toda la filosofía española anterior a la Ilustración y se encontró con  un núcleo importantísimo entre los siglos XV y XVII, y tras él toda una tradición medieval de gran trascendencia, no solo para Hispania sino también para la cultura europea, y, entonces, se halló con la imposibilidad de separar, como cursos independientes, las filosofías hispanas cristiana, musulmana y judía. De ahí que, aunque el título del libro se centre en el pensamiento de los siglos XV-XVII, la obra representa mucho más, al abrirse a su contexto. Tenemos, así pues, una novedosa filosofía de la historia, articulada por el hilo conductor que va de lo hispano (romano, godo, medieval…) a lo español (Reyes Católicos) y a lo hispánico (cuando América entra en escena). Pero hete aquí que la historia y el pensamiento hispanos contienen algunas particularidades que le son consustanciales: hay un fuerte influjo del pensamiento islámico medieval, que solidificó sobre todo entre los siglos XII y XIV, pero hay, todavía más, un entrelazamiento del pensamiento judío y cristiano que define a un altísimo porcentaje de literatos y pensadores y que se ha mantenido muy fluido a lo largo de muchísimos siglos de “judeocristianismo”. La historia de España no puede comprenderse bien sin esa sociología política que se traba entre los lindos (cristianos viejos) y los tornadizos (conversos judíos, también islámicos), y cuando la trama prosigue: entre una nueva situación de mezcla difícil de diferenciar, los “tornalindos”, es decir, el conjunto de los españoles sometidos a la guerra de conciencias supervisada por la Inquisición monárquica española —continuación de la Inquisición episcopal que la Europa cristiana  del siglo XII introdujo contra los herejes—, donde cobra validez y estatuto jurídico la simple delación anónima: ¿quién no podía tener un antepasado menos “lindo”? y ¿quién no quedaba expuesto a la simple envidia o a la difamación interesada?

 

Creo que el valor principal del libro reside en la filosofía de la historia a la que nos lleva, que se apoya en su “Morfologismo Filosófico”, que aquí no puedo sintetizar, aunque, solo a modo de fulgor: entiende que los límites de los fenómenos humanos quedan delimitados por la Topología y maneja cuatro “hipercategorías” (Rutas, Fronteras, Singularidades y Complejidad). En este sentido, si tengo que señalar alguna pista esclarecedora, hay cuatro “singularidades” a las que habría que atender al interpretar la historia española a partir del siglo XV: La Inquisición estatal (en el contexto de pretender confluir con el resto de la Europa cristiana), la expulsión de los judíos, las Américas y el posicionamiento a favor de Trento (en una Europa definitivamente dividida entre protestantes y católicos).

 

Es difícil no ver en múltiples momentos, y en cuestiones esenciales, la influencia de Gustavo Bueno sobre Pérez Herranz. Puede ser considerado, de este modo, como uno de sus discípulos, ahora bien, un discípulo abiertamente heterodoxo que llega a romper conscientemente con la escuela, al sostener tesis que se alejan nuclearmente de las ideas del maestro. El profesor alicantino (nacido en Navalmoral, Ávila, siempre en estrecho contacto con la filosofía asturiana, especialmente con el grupo Eikasía) corrige la idea de Imperio del materialismo filosófico, como también su interpretación de España frente a Europa, como en definitiva la preeminencia que toma lo moral sobre lo ético, en sus relaciones con la política.

 

Para Fernando Miguel, los valores éticos, al ser más universales que los morales, han de prevalecer en el juego de intermediación con las relaciones políticas, y, contra una tendencia muy generalizada entre historiadores y filósofos, es falso que solo haya un camino histórico: la Europa reformada, la calvinista, la capitalista… que aboca en las dos guerras mundiales y en el Holocausto judío. La prueba de que se han intentado otros caminos es la propia historia de España y de su pensamiento singular, que hay que valorar en su justa dimensión: trascendental para Europa desde el Renacimiento y la “Edad del Libro”, como gusta designar nuestro filósofo a la edad media, buscando la descripción de aquellos siglos y borrando su connotación peyorativa. Es preciso recuperar la filosofía hispana, entenderla, e incluso contraponerla sagazmente al hegemónico pensamiento europeo basado en un Cogito excesivamente individualista y en un mundo escorado en el mecanicismo. Y es una necesidad de la filosofía actual profundizar tanto en la reivindicación del cuerpo —tan importante como el alma— como en el “ius communicationis” o justicia dirigida al género humano —más allá de las justicias civil, política o entre Estados— como temas muy afines al pensamiento hispano. Estas tensiones, al lado de muchísimas interesantes líneas de fuerza, recorren toda la obra, donde resalta mucho más el análisis aséptico y el trabajo científico que la valoración ético-política, pero, en el límite, siempre se toma partido, consciente o inconscientemente. Fernando Miguel lo hace a cara descubierta con toda la prudencia filosófica.

 

Silverio Sánchez Corredera.

 

 

«Lindos, tornadizos y tornalindos», Cultura, Suplemento de La Nueva España, nº 1174, jueves, 20 de abril de 2017, Oviedo, pág. 7. 

 

[Artículo reseña sobre Lindos y tornadizos. El pensamiento filosófico hispano (siglos XV-XVII), de Fernando Miguel Pérez Herranz, Editorial Verbum, Madrid, 2016, 471 páginas. VI Premio Juan Andrés de Ensayo e Investigación en Ciencias Humanas].

 

 

 

En La Nueva España:

 

http://www.lne.es/suscriptor/cultura/2017/04/20/lindos-tornadizos-tornalindos/2091235.html

 

 

 

 

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