El cineasta John Ford interpretado desde Platón y Aristóteles

 

Miguel Ángel Navarro: héroes y mitos en el cine y la filosofía

 

 

Ford y “El sargento negro” como mito

Miguel Ángel Navarro Crego

Eikasía Ediciones, Oviedo, 2011

 

 

El libro que nos ocupa, «Ford y “El sargento negro” como mito (Tras las huellas de Obama)», es una obra de investigación. Es un texto que extiende sus redes lógicas para explicar lo heroico y lo mitológico en el territorio común que comparten el cine y la filosofía.

 

El estudio contiene muchos méritos, uno de los cuales el ir prologado por un brillante Alberto Hidalgo. La exploración de Miguel Ángel Navarro recorre las fibras simbólicas de «El sargento negro» («Sergeant Rutledge», 1960), uno de los grandes hitos estéticos de John Ford. Asistimos a magníficos análisis, documentados y completos, sobre la biografía del cineasta y su contexto histórico; y a una reconstrucción completísima de los estereotipos sobre el racismo contra los negros en el cine americano hasta 1960. Los datos técnicos de la película y su contexto filmográfico y cultural son analizados con minuciosidad de científico. Es un libro para filósofos, pero también para cinéfilos y amantes de la sociología del siglo XX, del helenismo y de la historia de los mitos.

 

El film de Ford habría intentado dar respuesta a esta cuestión: ¿cómo la sociedad americana, una sociedad racista, puede ser justa, y además serlo en una institución suya muy cerrada, el ejército, con un sargento negro que ha sido acusado de violación y asesinato de una joven blanca?

 

Miguel Ángel Navarro construye una muy completa investigación sociológica e histórica y una sistemática y bien trabada pesquisa filosófica. Para explicar los hilos que mueve John Ford, tiene que acudir a Platón y Aristóteles y llegar hasta Homero. En «El banquete» del filósofo ateniense encuentra las claves de explicación de lo que entendemos por mito y los mimbres precisos para construir un héroe. Como los mitos y los héroes dan potencia y valor a determinadas obras artísticas, recurre también a la «Poética» del estagirita para extraer los cánones que ha de contener una obra de arte. Obras de arte son «El banquete» y «El sargento negro», una en el género de diálogo filosófico y otra como western y cine judicial. Y ambas comparten una estructura análoga: ponen en juego los elementos para que se constituya un personaje heroico. Se trata de Sócrates y del sargento Rutledge. Las dos tienen algo de ficción, puesta por Platón y por Ford, pero también ambas son reales, en cuanto verdaderas mediaciones que hacen posible una conquista histórica: el comienzo firme de la filosofía dialéctica en el siglo V a.C. y un punto de inflexión esencial contra el racismo en el siglo XX.

 

Pero este tipo de analogías hiperbólicas no basta con formularlas, hay que demostrarlas, si no quieren pasar por bellas inútiles apreciaciones. Veinticinco siglos de distancia no se recorren tan graciosamente. Gran parte de las densas seiscientas páginas están dedicadas a explicar cómo funciona el mito heroico Sócrates-Rutledge. ¿De qué manera «El sargento negro» se constituye en un héroe y pasa a incorporarse al gran relato de la lucha antirracista? Para ello, el autor nos aclara qué se entiende por mito y, previamente, se adentra en la línea sinuosa que separa al «mythos» del «logos», en la transformación que en la Grecia antigua y clásica nos fue llevando de un mundo fundamentalmente oral hasta el nuevo orden implantado con Platón y la filosofía, donde la escritura y el discurso argumentativo vino a ocupar un lugar muy preciso al lado de la oralidad.

 

Guiado por la magistral competencia de Santiago González Escudero, su director de tesis, Navarro construye unos preciosos, muy afinados, análisis que nos hacen comprender muy bien algunas de las grandes polémicas de los helenistas, como la que habría mantenido G. Reale frente a E. A. Havelock sobre la imbricación y el antagonismo entre la oralidad y la escritura, tal como dicho problema quedó articulado en Platón. La polémica sobre el significado del término «mito» se nos presenta también como uno de sus análisis estelares, donde vemos discurrir al lado de la famosa tesis rupturista mythos/logos de W. Nestle, distintas puntualizaciones a esta postura, tendentes a unir ambos modos narrativos y no sólo a separarlos, como las de G. F. Creuzer, J. J. Bachofen, W. Jaeger, M. Eliade, Lévi-Strauss y una caterva de helenistas, antropólogos, filólogos y filósofos, que culminan, en definitiva, en las tesis de Gustavo Bueno y de Luc Brisson.

 

¿Pero consigue demostrar Navarro Crego que el prototipo de sargento negro de John Ford pasa a constituirse como un mito heroico contemporáneo? El método de demostración le lleva a parangonar cómo se construye un héroe tanto en «El banquete» del filósofo griego Platón como en «El Sargento Negro» del cineasta norteamericano. El doctor Navarro Crego muestra cómo las correlaciones formales entre ambas obras son fuertes y constantes y cómo en ambas se cumple el conjunto de requisitos que alumbran un mito, ayudándose siempre de la preceptiva aristotélica sobre la obra de arte y el verdadero actor.

 

El concepto de mito no tiene, como es preciso resaltar, un significado exclusivamente negativo, como discurso embaucador e hipnotizador de las masas, porque adquiere también muy a menudo un sentido altamente positivo. El mito funciona como discurso no verificable, pero es evocación, relato, un modo de «logos». A pesar de ser inverificable, cuando adquiere una gran utilidad para la ética y la política alcanza un punto de «verdad», al arrojar luz sobre lo que la inteligencia humana acostumbra a ver defectuosamente, porque, además,  poéticamente queda cargado de un gran poder de persuasión y llamado a modelar el alma de quienes escuchan; su potencia se radicalizará cuando además de referirse a un pasado lejano y paradigmático pasa a aplicarse como fuerza conformadora del futuro. La función mediadora tanto del héroe filosófico de Platón como del héroe antirracista de Ford viene a encajar en un esquema simbólico muy similar.

 

Navarro Crego, profesor de filosofía, es autor de otros múltiples escritos, enclavados dentro de la escuela de Gustavo Bueno. El libro que comentamos toma su coherencia conceptual de este sistema doctrinal de ideas. Cualquier observador puede ver, creo yo, que existen al menos dos modalidades de desarrollo del potencial del materialismo filosófico: una bastante segura escolarmente, la imitación paso a paso de sendas paradigmáticas exploradas ya por el maestro, aplicada a temas diversos; y otra segunda, el uso de la red de conceptos que ofrece el materialismo filosófico, como instrumental para abrirse paso a través de nuevos sondeos, más arriesgados pero también posiblemente más fecundos. Éste es el caso del encuentro entre Platón y John Ford que nos presenta Miguel Ángel Navarro.

 

SSC

5 de abril de 2012

 

Publicado en: «El cineasta John Ford, interpretado desde Platón y Aristóteles». La Nueva España, Suplemento Cultura nº 961, Oviedo, jueves,  5 de abril de 2012.